LA HABANA, Cuba, 1 de diciembre, 173.203.82.38 -El ruinoso estado de casi todo, las carencias de alimentos elementales, los autos norteamericanos de 1950 utilizados como taxis, las dificultades para acceder a Internet y tantos asombrosos sucesos más, producen en los extranjeros que visitan Cuba la extraña sensación de haber viajado a un pasado conocido a través de las historias de los abuelos, lecturas y filmes. Sorprendidos dicen no entender, y los cubanos respondemos que no se rompan la cabeza, pues nosotros tampoco, o nos resulta difícil explicarlo…Pero también nuestro tiempo va hacia el futuro.
Cuba en el Siglo XXI es una serie de investigaciones realizadas por el Centro para la Democracia en las Américas, cuyo más reciente trabajo “La reforma económica de Cuba y sus implicaciones para la política de Estados Unidos”, escrito por Collin Laverty, se publicó a inicios de noviembre.
Como al archipiélago todo llega poco a poco, con dificultad y fragmentado, sobre todo si no está traducido, el documento de unas 95 páginas provocó reacciones de sorpresa y hasta escándalo, al mencionar algunas fuentes ciertos temas supuestamente abordados, sobre todo el considerado más “novedoso”. Se comentaba que el estudio propone que “Las instituciones financieras internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial) deberían facilitar préstamos al gobierno cubano, con el beneplácito de Estados Unidos, teniendo en cuenta los avances en sus cambios económicos”.
Entre algunas personas en Cuba, la objeción estuvo en la negativa tradicional de las autoridades a involucrarse con el FMI, el BM y otros, así como la imposibilidad de amortizar los eventuales préstamos, mientras otros adujeron que no había cambios sustanciales merecedores de que se levantara las limitaciones norteamericanas. En realidad, el escrito plantea que se debería propiciar el acceso a expertos y consejos de esas instituciones para el avance en las industrias existentes, como el turismo, el azúcar, el níquel y la biotecnología, según propone el Prof. Richard E. Feinberg, en un trabajo que publicaría posteriormente el Brookings Institution.
Otras propuestas controversiales han sido que el gobierno norteamericano elimine la acusación de que La Habana fomenta el terrorismo, así como el Programa Cuba de la USAID, supuestamente destinado a fomentar la democracia y apoyar a la disidencia, pero que no ha tenido los efectos previstos y la mayoría de cuyos fondos millonarios no han llegado a la isla. Por el contrario, el Programa ha servido de pretexto para llevar a la cárcel a muchos opositores pacíficos cubanos y, en 2009, al contratista norteamericano Alan Gross, algo que se ha venido planteando desde hace años por diversas fuentes, en Estados Unidos y Cuba.
En realidad, el documento contiene un pormenorizado desglose del “Período Raúl Castro” y la ejecución de los lineamientos económicos hasta la actualidad, así como recuenta y analiza la política norteamericana y la absurda persistencia del embargo. Incluye propuestas para extender las medidas proactivas ejecutadas por la Administración Obama para beneficio del pueblo cubano en momentos de grandes carencias, y necesidad de recursos para iniciar el trabajo por cuenta propia, laborear las tierras recibidas en usufructo, adquirir viviendas y otros propósitos emprendedores. Se refiere a las decisiones discrecionales que podría ejecutar aún el Presidente, contenidas en un estudio emitido hace algún tiempo por el Grupo de Estudio de Cuba (Cuba Study Group).
Se trata de un esfuerzo por contribuir al conocimiento de la realidad cubana actual, tan ajena a los norteamericanos por su alejamiento durante 50 años. Es un absurdo auto-aislamiento, que impide percibir lo que acontece en Cuba y conocer al pueblo que, como refleja el mencionado estudio, afronta este duro período con “incertidumbre, duda, nerviosismo, ansiedad y mucho temor”, sentimientos imposibles de apreciar desde tanta distancia, que no facilita evaluar el curso de los acontecimientos, y que propicia que se mantenga el clima de “David frente a Goliat”, cuando debería progresarse hacia el relajamiento de las tensiones.
Aunque el trabajo está enfocado fundamentalmente a políticos y estudiosos estadounidenses, sería muy útil que se tradujera al español para que los cubanos, dondequiera que se encuentren, puedan acceder a ese amplio estudio, e incluso emitan sus opiniones al respecto, y quienes se encuentren del lado de allá del Estrecho de la Florida, convertidos en ciudadanos, se dirijan a sus representantes y senadores, así como concurran a votar el próximo año con mayor información.