SANTIAGO, Cuba. – El pasado viernes 13 de marzo, los medios de propaganda del régimen cubano aclararon que la Isla no cerraría sus escuelas, pese a la entrada del nuevo ccoronavirus al territorio nacional. Las declaraciones de la Ministra de Educación (MINED) de Cuba, Ena Elsa Velázquez Cobiella, parecieron sorprendentes a la mayoría de los cubanos.
Sobre la resistencia del MINED a cerrar las escuelas y sus implicaciones en el posible agravamiento de la situación epidemiológica provocada por la propagación COVID-19, CubaNet entrevistó a varias madres cubanas.
En los últimos días, varias reuniones, formales e informales, se han sostenido en los diferentes centros eduacionales a nivel nacional. Las orientaciones del MINED, unidas a las de otros ministerios ―las autoridades del Turismo, por ejemplo, han negado la necesidad de cerrar las fronteras cubanas― mantienen en estado de alarma a padres y alumnos.
“Son medidas que no tienen pies ni cabeza”, dijo Arianna Ávila, madre de dos niños que estudian en la escuela primaria Adela Desquirón Araujo, ubicada en Songo La Maya.
“Dicen los maestros que los niños no deben estar en lugares con aglomeración de personas, entonces cómo se explica que no se suspendan las clases, si en estos centros pululan estudiantes, maestros, padres, auxiliares…”, se cuestiona Ávila.
Según han afirmado a CubaNet varios padres luego de reuniones con autoridades escolares, la medida preventiva aplicada por las autoridades de Educación de la Isla a los hijos de padres extranjeros no es el aislamiento sino la observación. Solo si los pacientes presentan algún síntoma en el rango de los 14 días, se decide pasar a la siguiente fase.
Otra de las entrevistadas que ofreció su testimonio fue Jéssica Miranda, madre de dos niñas que estudian en la escuela Julio Trigo López.
“A nosotros ―los padres― nos pidieron traer todo: mascarillas, cloro, jabón y hasta agua. Cinco mascarillas porque hay que cambiarlas cada dos horas, y yo aun no he podido conseguir ni una”, lamentó la joven.
“En mi casa no hay jabón para garantizar las medidas higiénico-sanitarias necesarias. Ahora dime cómo voy a buscar jabón para mandar a la escuela. Igual considero que es pérdida de tiempo, porque solo se lavan las manos a la hora del recreo, ¿y mientras tanto?”.
La escasez de productos de aseo de primera necesidad empeora conforme pasan los días. El abasto o la calidad del agua son dos de los problemas más graves, no solo porque en ocasiones el líquido vital llega turbia a los hogares cubanos, sino porque el bombeo, en casi todas las zonas del país, está establecido cada tres, cuatro, cinco días o más.
Otra de las que cuestionó la medida de mantener los centros educativos abiertos fue Haydée Hidalgo, madre de un pequeño que cursa quinto grado en la escuela “26 de julio” de Santiago de Cuba.
“A mí ni me avisaron de la reunión, pero si se tratara de dar dinero para un ventilador o para pintar la escuela, ahí sí, nos citan con mucha anticipación”, dijo Hidalgo.
“Yo no quiero mandar tanto al niño a la escuela. Estoy a la espera que mi tía nos haga unos nasobucos de tela, porque no hay de otra. Las autoridades piden mucho y no han informado cuáles son los lugares que estarán abastecidos con nasobucos, jabones y cloro. Yo estoy en pánico, porque parece que al Gobierno no le importa que se propague el virus. ¿Con qué cuenta Cuba para atender a turistas infectados, si no hay medicinas hace un montón de meses para tratar otras enfermedades más sencillas?”, terminó Hidalgo.
Otras madres ya han decidido no enviar a sus hijos a clases. Tal es el caso de Yaimara Márquez. “Mi pequeña está en ‘vías no formales’ (educación preescolar), y no va más hasta que no pase esto del virus, no me voy a arriesgar a que se enferme”, dijo a CubaNet.
Las medidas para prevenir y controlar el coronavirus en Cuba resultan insuficientes e ilógicas, sobre todo comparadas con las que han tomado el resto de los países. A través de las reuniones en escuelas, los padres no solo han demandado el cierre de esos centros o la apertura de locales para la venta de productos de higiene necesarios para hacer frente a la pandemia, sino que también han cuestionado la decisión de las autoridades de mantener los vuelos y la entrada de turistas extranjeros a la Isla, incluso los provenientes de países con un alto índice de infectados.
“Yo me pasé la reunión pidiendo la palabra, pero no me permitieron hablar porque saben que soy opositora. No obstante, al finalizar, le dije a la maestra lo irresponsable que estaban siendo y ella solo me respondió que son órdenes de arriba”, recalcó Jéssica Miranda.
Hasta hoy, en Cuba persiste la aglomeración de personas que intentan comprar productos de aseo personal o alimentos tan escasos como el pollo. Los bares, restaurantes, tiendas y otros centros continúan funcionando como si el país estuviese al margen de una realidad que afecta a casi todo el planeta.
Para el director del independiente Centro de Estudios Convivencia, Dagoberto Valdés Hernández, no se explica que continúen los vuelos desde y hacia Europa, uno de los epicentros de la enfermedad.
“Nada justifica tal irresponsabilidad. No se puede cambiar salud por dinero. Todo Gobierno debe tener las reservas de emergencia nacional que le permita paralizar por fuerza mayor las actividades lucrativas con tal de preservar la salud de sus ciudadanos y evitar una catástrofe humanitaria mayor”, escribió en Facebook Valdés Hernández.
“Ojalá que la reflexión sobre estas prioridades provoque una decisión correcta por parte de autoridades y ciudadanos. Más vale precaver que tener que lamentar”, terminó.
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