LA HABANA, Cuba. — Otra explosión se ha registrado en un hotel habanero por causa de un escape de gas. Esta vez ha sido el Caribbean, ubicado en la muy transitada esquina de Prado y Colón. Hasta el momento solo se ha reportado un lesionado y la rápida evacuación del resto de los huéspedes.
Para los cubanos ha sido inevitable sentir que de nuevo se disparan las alarmas. Resurge el recuerdo del Saratoga, aquella tremenda deflagración que se sintió a kilómetros de distancia, con sus 47 muertos, 99 lesionados, medio hotel destruido y varias edificaciones aledañas afectadas. Durante días la población capitalina permaneció pendiente de las operaciones de rescate, y hasta la fecha no se ha publicado un informe oficial sobre lo ocurrido. Solo se sabe que fue un escape de gas, como el que ahora tiene muy preocupados a los vecinos en las inmediaciones del Caribbean.
Si bien ese hotel ha desaparecido por completo de los mensajes publicitarios para atraer turistas, todavía algunos visitantes se alojan allí. Su ubicación en el Paseo del Prado, a pocas cuadras del malecón, sigue siendo privilegiada; aunque su modesta presencia apenas se note entre los lujosos Grand Packard, Mystique Regis y el cinco estrellas plus que lleva el nombre del legendario paseo.
Se desconoce el origen del escape de gas en el Caribbean, así como la magnitud de los daños ocurridos en el inmueble; pero el incidente podría apuntar de nuevo a negligencia o errores, sea en los protocolos de mantenimiento del hotel, o de los conductos del gas manufacturado en la zona.
Ni siquiera la proximidad de costosas instalaciones, construidas con la esperanza de atraer a un turismo millonario y habituado a estándares de calidad que son incompatibles con la pobreza de Cuba, ha ha hecho que el régimen extreme las medidas de seguridad para que una tragedia como la del hotel Saratoga no se repita.
Cuba ha quedado a la saga de los principales destinos caribeños para el turismo internacional. El año 2022 cerró con una cantidad de visitantes por debajo de lo esperado, y las cifras de enero pasado (246 000) tampoco fueron alentadoras para una temporada alta. Si a ello se añade que detrás de las fachadas acristaladas y modernas de los nuevos hoteles se ocultan potenciales accidentes cuyas causas quedan sin respuestas ni responsables, no sería una sorpresa que el número de turistas decreciera todavía más.