MIAMI, Estados Unidos. – Productores de tabaco de la provincia de Pinar del Río, duramente afectada por el huracán Ian a finales de septiembre de 2022, dijeron a la agencia de noticias AFP que harán falta “entre ocho y diez años” para que se recupere la producción de tabaco del territorio, que hasta ahora cosechaba el 65% de la hoja.
En octubre del año pasado, el diario oficial Granma aseguró que el huracán Ian había significado un “golpe demoledor” para el sector tabacalero de la Isla.
De acuerdo con el régimen de la Isla, Ian provocó un daño masivo “tanto en toneladas como en calidad de un cultivo que aporta cada año cientos de millones de dólares por concepto de exportación”.
Tras el paso del meteoro, Cubadebate informó sobre la destrucción de gran parte de la infraestructura del sector tabacalero de Pinar del Río.
“Se trata del mayor golpe que ha sufrido la infraestructura tabacalera a lo largo de su historia”, dijo a Granma el delegado de la Agricultura de Pinar del Río, Víctor Fidel Hernández.
En esa provincia se dañó el 90% de las alrededor de 12 000 casas de cura natural, donde se almacenan las hojas de tabaco para su secado. Además, “se mojaran alrededor de 11 000 toneladas de tabaco” que estaban en proceso de cura.
Tras el paso de Ian, también trascendió que solo en el municipio pinareño de San Luis, uno de los más afectados por el meteoro, “todo el tabaco” presentaba “afectaciones”.
De acuerdo con un reporte en Facebook del canal oficial Tele Pinar, se estimaba que unas 220 toneladas de tabaco están afectadas solo en la escogida V 13-26.
En un recorrido por San Luis tras el impacto del huracán, una de las mecas del tabaco cubano junto a San Juan y Martínez, el presidente del Grupo Tabacuba, Marino Murillo Jorge, dijo que no quedaba “ni una casa de cura natural en pie en la provincia”.
Aunque las afectaciones a las plantaciones de la hoja no fueron las peores posibles porque aún no había comenzado la temporada de siembra, las casas de tabaco fueron devastadas.
El paso de Ian también provocó “un verdadero desastre” en la finca El Pinar (San Luis), donde Alejandro Robaina cultivó por décadas el tabaco usado para torcer el famoso puro cubano.