PUERTO PADRE, Cuba.- La humanidad libra hoy una guerra mundial, no declarada, pero así y todo con varios frentes beligerantes. Y mundial es esa guerra porque globales son los contendientes y quienes los apoyan, casus foederis, o sin derecho alguno, de forma material e ideológica.
Verbigracia, Vladimir Putin ha dicho que entregará armamento a países y “entidades” ¿terroristas?, enemigos de Estados Unidos y la OTAN, como respuesta a la ayuda por parte de estas naciones a Ucrania.
Pero esas hostilidades que un día llamaron “Este-Oeste” y que ya engloban los cuatro puntos cardinales, no estallaron con la guerra de agresión de Rusia a Ucrania, ni con el ataque de los terroristas palestinos a Israel, sino que comenzó en 1945, desde el mismo instante en que cesó el cañoneo de la II Guerra Mundial contra el fascismo.
La Guerra Fría
Alguien llamó a esa contienda universal, supuestamente concluida con el fin de la URSS y los regímenes comunistas europeos, “Guerra Fría”, lo cual es un sofisma floreciente, y el falso razonamiento está dado porque en ocasiones, la conflagración alcanzó temperaturas cercanas al estallido de la guerra nuclear.
Sucedió en Cuba, en 1962. Y ahora en 2024, otra vez tenemos otro ulular de sirenas en La Habana.
Enfrentada la democracia a los totalitarismos, la universalidad de la guerra es de forma constante, y entiéndase por democracia las libertades de los seres humanos todos, y comprenda por totalitarismo los absolutismos todos, los que limitan o anulan cualquier libertad, ya sea por sexo, religión, credo político, económico o social; y se sabe, lo universal es lo general, lo que a todo se extiende o aplica, que procede de todos, que tiene aptitudes para todo, o que es válido de una manera total o imperativa.
Y así es como estamos viendo las guerras, cada vez más universales, y no sólo desde el punto de vista geográfico y político al involucrar más naciones, sino desde la mira del ataque, al estimar válidos más y más objetivos.
En la universalidad de la guerra ya sólo no son blancos abatibles los objetivos militares, políticos o económicos, sino que el casus belli, el motivo de la guerra, de circunstancial, se transformó en perenne, y en ramificación constante.
Ataque contra los ciudadanos
Se busca atacar y destruir ideales, aspiraciones, metas personales y nacionales, dándose en consecuencia los ataques sigilosos u oportunistas, dadas las libertades democráticas como en Estados Unidos, en centros de pensamiento, como son las universidades, los medios de comunicación, el cine, la literatura, la cultura y el ser humano todo, hasta llegar a influir en el derecho de elección de esa persona y, precisamente, esos ataques no van contra la persona con atuendos y armas de soldado, sino de ciudadano, de ente consumidor, y no sólo de pan, sino también de ideas, y en la consecución de esas estrategias, el agresor empleará la influencia personal, no disparando fusiles, tanques, aviones, navíos o misiles intercontinentales, aunque sí, probablemente, y para mostrar sus fuerzas, compréndase su influencia, ponga a nuestra vista tanques, aviones y navíos de guerra y misiles atómicos.
Luego… Eufórico, Vladimir Putin estará frotándose las manos. Marrullero, ha enviado un destacamento naval al Caribe luego de decir, en alusión directa a Estados Unidos, pues ya otros países habían decidido los envíos, que quienes suministren a Ucrania armas capaces de alcanzar a Rusia, recibirán del Kremlin la misma pócima. Y esa medicina o dardo envenenado al mejor estilo del otrora oficial operativo del KGB ya está por llegar a La Habana esta semana.
Los buques rusos
Mondo y lirondo, el destacamento naval está compuesto por un submarino de propulsión nuclear, con lanzaderas aptas para disparar munición atómica, que dicen, no viene artillado; por una fragata, que según dicen, viene en misión de paz, pero como una buena fragata que es, es capaz de emplear armamento hipersónico, en poder de China y Rusia; y por un buque de logística, petrolero, siendo asistidas todas esas naves por un remolcador de salvamento.
Congruente con las palabras de Putin, cabe preguntar: ¿Esos barcos dejarán en Cuba armas capaces de alcanzar territorio estadounidense…? Si así fuera, no es nada nuevo. Concluida la Crisis de los Misiles en 1962, la URSS donó a Cuba todo el armamento –salvo el nuclear estratégico– que emplearon sus fuerzas expedicionarias en territorio cubano, y estamos hablando de más de 50.000 mil soldados, aviadores y marineros, que dejaron en la Isla sus fusiles, cañones, tanques, cohetes, aviones y embarcaciones.
Óiganme… ¡Pero si ese “puñado” de embarcaciones navegando por el Caribe y que llega a La Habana esta semana es todo un símbolo!
Un “puñado” de embarcaciones
Se sabe: la marina rusa no tiene comparación cuantitativa ni cualitativa con la estadounidense; pero en el contexto de los actuales conflictos internacionales, ese pequeño destacamento navegando en solitario, hasta situarse a pocas millas frente a su principal adversario político y militar, dice mucho. Muchísimo.
En escala reducida, pero de forma pública, lo que añade fuerza al mensaje político-militar, táctico y estratégico, o viceversa, Putin está haciendo ahora mismo lo que a Nikita Jrushchov, secretamente, le llevó meses y desencadenó en 1962 la Crisis de los Misiles: anclar en Cuba, a 90 millas de Estados Unidos, medios de combate nucleares.
Entrecomillé la palabra “puñado” –y ese ha sido el término empleado por analistas militares estadounidenses– porque según ellos, esas cuatro embarcaciones rusas no representan peligro para Estados Unidos.
El mensaje
Así y todo no debe olvidarse que en 1962, aunque por la gran magnitud de aquel despliegue naval, aéreo y de fuerzas terrestres, el alto mando político y militar de la extinta URSS planificó situar en Cuba una escuadra de superficie, formada por dos cruceros y cuatro destructores, así como una escuadra de 11 submarinos, siete de motores diésel y cuatro de propulsión nuclear, en la práctica, esa fuerza fue sustituida, y a Cuba sólo llegó una brigada de lanchas coheteras, en total 12 embarcaciones, dotadas con cohetes R-15, con alcance de 25 millas, entiéndase, con un poder de fuego muy inferior al del submarino y la fragata que están por llegar a La Habana.
Dicho de otro modo y en lenguaje parabólico: para intimidar a la administración estadounidense durante la Guerra Fría, a Nikita Jrushchov como ahora a Vladimir Putin en la Guerra Universal, más que la envoltura del mensaje, importó el mensaje en sí mismo, que enviaron desde Cuba, a 90 millas de Estados Unidos. Y es que Cuba es parte y no neutral en el conflicto… ¿Quién lo duda?
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