LA HABANA, Cuba, 26 de julio de 2013, www.cubanet.1eye.us.- Como cada cinco años, la celebración más importante del calendario revolucionario, el acto por el asalto al Cuartel Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953, volvió a la más caribeña de nuestras ciudades. Los protocolos y las extremas medidas de seguridad que acompañan a Raúl Castro Ruz, parecían ridículos en medio de la abulia general de la población, afectada por la grave crisis económica que afecta a todo el país y en especial a la zona oriental.
Los bajos salarios, los graves índices de desempleo, subempleo, deserción escolar y flujo migratorio hacia otras provincias, unidos al impacto de un huracán el año pasado que afectó muchísimas viviendas, son los motivos más importantes para que los santiagueros no estén interesados en las celebraciones. Todo esto a tenor de que las autoridades se empeñaron en inaugurar monumentos, como el dedicado a Juan Almeida, o asignar millones de pesos a la restauración de la Plaza Antonio Maceo, a restablecer la señalización vial para dar una imagen de normalidad ante la visita de políticos extranjeros.
Diez mil santiagueros, según cifra oficial, fueron designados para estar en la gran plazoleta del antiguo cuartel Moncada, hoy Ciudad Escolar 26 de julio, escoltados por una gran fotografía de más de diez metros de alto de Fidel Castro Ruz, líder del fracasado asalto.
Y si una característica concreta tiene el espectáculo en esta oportunidad, es la amplia presencia de presidentes latinoamericanos y bolivaristas.
Evo Morales (Bolivia), Daniel Ortega (Nicaragua), José Mujica (Uruguay), Nicolás Maduro (Venezuela), además del Canciller de Ecuador y los primeros ministros de Dominica, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía, acompañaron a los altos militares de la dictadura.
Los discursos de los políticos extranjeros, marcados por el antinorteamericanismo, y la exaltación de la “solidaridad cubana”, se convirtieron en una maratónica “carrera de relevos” extendida durante más de dos horas y media.
Se especula que tal retórica intenta construir un consenso hacia el exterior, tras el incidente del buque que llevaba armas cubanas a norcorea, convertido en el convidado de piedra del espectáculo político. Y hacia el interior, ante las dificultades que enfrenta en la aplicación de las reformas.
Cumplí sesenta años ¿y que tengo?
El General Presidente Raúl Castro Ruz, orador principal, en una corta y leída alocución, prometió que el Estado asegurará el desarrollo de la ciudad de Santiago de Cuba, destruida luego del huracán Sandy (octubre, 2012), donde se perdió el 50 % del fondo habitacional, además de grandes daños a la infraestructura de comunicaciones.
Se remitió luego a reconstruir de manera triunfalista los hechos de los últimos sesenta años. Y se refirió al proceso de entrega, de manera paulatina, de las responsabilidades del gobierno a otra generación de líderes comunistas. De nuevos retos, ni una palabra.
Sin embargo, no todos coinciden con la visión épica y triunfalista que repite el gobierno a través de los medios de comunicación sobre el asalto al Cuartel Guillermon Moncada.
Jorge Hernández es el bodeguero de mi barrio en El Vedado habanero. Negro santiaguero recién emigrado, ante la pregunta sobre el significado del 26 de julio de 1953, y el asalto al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, se pasó la mano por la cabeza, me miró fijo a los ojos y sin pestañar dijo:
-Cumplí sesenta años ¿y que tengo?… Ya pasó mi vida y no tengo nada. Nací el año del Moncada, en San Pedrito. De niño y joven, y hasta mucho después, pensé como me dijeron, que el asalto al Moncada abrió el camino para mí. Pero a los sesenta años, te repito la pregunta: ¿Qué tengo?
Pepe, vecino, un ex combatiente del Directorio 13 de Marzo, de casi ochenta años, varias veces preso en el Castillo del Príncipe, por sus actividades revolucionarias y anti batistianas, es menos radical en su percepción:
-La revolución fue algo muy “hermozo” (arrastra la zeta), pero lamentablemente fue traicionada, cuando los comunistas la coparon y perdió su esencia católica, eso fue responsabilidad de Fidel Castro, que se dejó arrebatar lo que hicimos con tanto esfuerzo. La celebración del Asalto al Moncada fue para mí durante mucho tiempo un día especial, glorioso. Hoy es solo un día triste, de ver en lo que quedó nuestro sueño y a mi edad es difícil pensar en cómo acabará esto.
Sin embargo, Alfredo, un economista que actualmente trabaja en Luanda, Angola, para la corporación militar ANTEX, piensa que el Moncada fue un momento decisorio en la historia de Cuba, que demostró la genialidad de Fidel y el espíritu revolucionario de los cubanos:
-Tenemos un nuevo Moncada por delante, y es apoyar los pedidos de Raúl sobre la necesidad de la disciplina social, llevar adelante los lineamientos de la conferencia nacional del partido (comunista), para poder hacer el socialismo sustentable y sobre todo internacionalizar la campaña para liberar a nuestros cinco (ahora son cuatro) héroes prisioneros del imperio.
En Santiago de Cuba, en la carretera vieja del Cobre, Guillermo Espinosa ve el asunto desde otro punto de vista. Sitiado por la policía política, desde el 23 de julio no puede salir de su casa, pues lo amenazan con arresto en cuanto ponga un pie afuera. Según él, la mayoría de los demócratas santiagueros están detenidos o retenidos en sus casas, como cuando la visita del Papa Benedicto XVI, en marzo del año pasado.
Para Guillermo, de 45 años, el asalto al Cuartel Moncada fue la continuidad de un ciclo de violencia que comenzó en la república y aun no termina. Pues la llamada revolución instauró una dictadura militar que privó de todas las libertades al pueblo.
-Sesenta años después –dice-, este país es más pobre de economía y de espíritu. Las llamadas medidas económicas son una aspirina a un cuerpo ya enfermo de muerte.
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