LA HABANA, Cuba. — La polémica sobre donde colocar los restos de Félix Varela, regresa ante la esperada beatificación del sacerdote, filósofo, profesor universitario, escritor y forjador de generaciones de cubanos, en base a testimonios de sus milagros.
El clero cubano no está de acuerdo con que los restos del también paladín independentista, descansen en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. La iglesia insiste que los restos de uno de los suyos descansen en la Catedral, donde fue primeramente expuesto.
Monseñor Suárez Polcari, canciller de la Archidiócesis de La Habana, expone: “El Padre. Varela pertenece por derecho irrenunciable a la Iglesia de la que fue humilde, fervoroso y obedientísimo ministro […] Debió ser enterrado en la Catedral, en la que tantas veces había resonado su sabia y evangélica palabra y desde la que podía sentir el Seminario [próximo] en que enseñó con tanta gloria, o en el Cementerio cubierto por tierra bendecida.”
Monseñor Suárez, agrega sobre la polémica de 1911, que finalizó con que los restos del educador de generaciones descansaran en la Universidad: “Con dolor pienso que al menos la indiferencia hacia lo cubano en una buena parte del clero [español] que trabajó en Cuba durante la primera mitad del siglo XX propició lo ocurrido con los restos del P. Varela y, después, una especie de negligencia en la gestión de introducir su causa de santidad hasta su iniciación en la penúltima década del siglo”.
El Papa Francisco autorizó a la Congregación para la Causa de los Santos que promulgara el decreto por el que se reconocen las “virtudes heroicas al sacerdote cubano nacido en La Habana el 20 de noviembre de 1788 y fallecido en San Agustín el 25 de febrero de 1853. Este decreto papal es un primer paso a la beatificación.
Varela fue fundador y creador del periódico El Habanero, reconocido como tribuna del independentismo y de la formación de una conciencia nacional en la Isla. Fue profesor de Filosofía en el Seminario de San Carlos y autor de un proyecto antiesclavista presentado en las Cortes Españolas en 1823, que le valiera la pena de muerte y el destierro perpetuo. En febrero de 1853, a los 64 años, fallecía en el exilio, negado a aceptar condiciones de arrepentimientos políticos para retornar a Cuba.
Los restos del primero de nuestros independentistas fueron llevados a Cuba en 1911 y depositados en el cenotafio del Aula Magna de la Universidad de La Habana. En la inscripción en latín, traducida al castellano, se lee: «Aquí descansa Félix Varela, sacerdote sin tacha, eximio filósofo, egregio educador de la juventud, progenitor y defensor de la libertad cubana, quien viviendo honró a la Patria y quien muerto sus conciudadanos honran en esta alma universidad en el día 19 de noviembre de 1911. La juventud estudiantil en memoria de tan grande hombre».
Ahora, con la inminente beatificación de Felix Varela, La Iglesia cubana pide que sus restos descansen en la Catedral de La Habana.