Ciudad de México, México-. Casi 300 horas pasó la familia de Samir Muhammed Accar, de 49 años, sepultada por los escombros que dejó el terremoto en Turquía, cuando los rescatistas los hallaron. Al primero que sacaron fue a Samir, quien visiblemente deteriorado y muy delgado les dijo a los rescatistas que su mujer Ragda y su hijo también estaban vivos.
Después de retirar los escombros con mucho cuidado, toda la familia fue extraída de las ruinas de este bloque de apartamentos de Antioquía. La fatalidad, sin embargo, no había terminado. El niño, de 12 años, murió camino al hospital.
Los cuerpos de otros dos niños de la misma familia, que según la agencia Anadolu, no son turcos, fueron recuperados de las mismas ruinas.
La nacionalidad de estas víctimas no ha sido revelada, pero los medios, en base a sus nombres, apuntan a que son de Siria. En la región turca afectada viven muchos de los 3.5 millones de refugiados sirios que acoge Turquía.
Los terremotos que azotaron a ambas naciones el pasado 6 de febrero han dejado más de 45.000 muertos, la mayoría de ellos turcos. Se calcula que decenas de miles de cuerpos permanecen bajo los escombros.
Trece días después del siniestro, cuando hay menos posibilidades de encontrar sobrevivientes, los rescatistas están usando incluso ratas entrenadas para encontrar a personas con vida.
Pese a que la esperanza de encontrar a supervivientes se desvanece después de 72 horas – más del 90 % de los sobrevivientes de terremotos son rescatados en los tres días siguientes, el viernes fue rescatado otro. Se trata un hombre de 45 años, en la provincia de Hatay. Este, junto a los rescates de ayer sábado, mantienen algo de esperanza en las familia de los desaparecidos.
Otros rescates sorprendentes
La agencia Anadolu informó que también en Nurdag, una mujer embarazada de seis meses fue rescatada con vida tras pasar 115 horas bajo un amasijo de ruinas. Y una hora después, salvaron a su hija de seis años. Por otra parte salvaron a un adolescente que sobrevivió bebiendo su propio orine.
Aunque son múltiples las noticias de rescates esperanzadores en Turquía y Siria , probablemente la más simbólica es la de Aya, que en árabe significa “señal de Dios”, una bebé que nació bajo los escombros del edificio de cinco plantas donde vivía su familia y que sepultó a su madre, sus hermanos y su papá.
Contra todo pronóstico la niña nació sana, sin daños en la columna y sobrevivió unas 10 horas.
Los rescatistas descubrieron a la niña cuando cavaban buscando sobrevivientes. La bebé yacía junto al cuerpo de su mamá, Afraa Abu Hadiya, conectadas mediante el cordón umbilical.
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