LA HABANA, Cuba, enero, 173.203.82.38 -Vuelven las “consignas populistas” al argot político del régimen castrista. No por gusto fueron parte del programa ideológico de su retirado líder, con el objetivo de deslumbrar al pueblo en la creencia de los planes de desarrollo y progreso que tendría su gobierno.
Los medios propagandísticos oficialistas arengan, “que no quede una pulgada de tierra que no esté sembrada”, “hay que aprovechar al máximo la extensión de tierra”, “la tierra es del que la trabaja”, y nos preguntamos… ¿Quién permitió que esto no fuese así? La realidad es que el régimen totalitario mantuvo por más de veinticinco años, cerca de 3 millones de hectáreas ociosas sin cultivar.
Los gobernantes castristas siguen sumergidos en una crisis alimentaria provocada por sus inconsecuentes políticas agrarias, aun cuando han entregado más de 1 millón de hectáreas de tierra mediante el Decreto Ley No.259, rector del usufructo, sin percibirse resultados productivos satisfactorios.
Los estrategas comunistas ocultan entre bambalinas su fracaso en la aplicación inicial de la entrega de tierra a los usufructuarios, pues no le garantizaron de forma inmediata accesos a los créditos agrarios, a la construcción de sus viviendas y a la compra de materiales e insumos agrícolas. Esta ayuda era necesaria e impostergable para alcanzar resultados positivos y mejorar de forma inmediata la alimentación al pueblo.
Los nuevos poseedores de tierra, con sus escasas infraestructuras productivas, a duras penas han podido limpiar de malezas sus áreas y ponerlas en plena producción, por lo que el esperado salto cualitativo no lo ha percibido el pueblo; todo lo contrario, la escases de productos sigue provocando el alza de los precios, afectándose el consumo familiar por los bajos ingresos salariales que reciben los trabajadores, cuya media nacional no supera los 20 dólares mensuales.
Mientras tanto, las formas productivas socializadas del gobierno de los hermanos Castro, como las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y las empresas estatales, siguen cuestionadas por su incapacidad real de producir con eficiencia y rentabilidad, pese a ser las que reciben el mayor apoyo del Estado en cuanto a la entrega de insumos productivos, tecnología de riego y mecanización agrícola.
Estas realidades no son reconocidas por la prensa oficialista, dedicándose a resaltar las consignas de los dirigentes del gobierno dirigidas a aminorar la tensión social que se vive en la esfera alimentaria, y a justificar la actual baja de la producción de granos como consecuencia de las insuficiencias en la contratación económica, la sequía, la falta de control sobre lo producido y la no entrega a tiempo de más de 2 mil toneladas de fertilizantes.”Vivir para creer”.
Razón por la cual los gobernantes castristas, al estilo de su retirado líder, dan tumbos por todo el país, haciendo exhortaciones políticas con el propósito de minimizar el desplome de la producción de granos, que estaba planificada este año en más de 71 mil toneladas de frijoles, pero se ha tenido que ajustar a un plan final sobre las 58 mil toneladas.
Los columnistas del gobierno, para darle cierta tranquilidad a la población, aseguran que el Estado ha invertido cerca de 25 millones de dólares para la importación de unas 30 mil toneladas de granos, a los efectos de suplir su carencia. Este nuevo desastre obliga al pueblo a comprar el kilogramo de frijoles según su tipo y coloración entre 17 y 35 pesos cubanos.
Los publicistas del régimen también evitan explicarle al pueblo que durante las últimas campañas la producción nacional de frijoles se redujo en más de 70 mil hectáreas de tierra, equivalentes a no menos de 71 mil toneladas del grano, siendo esta la causa real del desabastecimiento del producto.
En fin, seguirán las “consignas populistas” marcando la pauta noticiosa a la falta de frijoles en la mesa del cubano.