LA HABANA, Cuba, enero (173.203.82.38) – Según fuentes fidedignas, aunque la prensa oficial cubana no lo ha anunciado, el próximo lunes 17, se iniciará el juicio a los presuntos responsables de la muerte, debido a malos tratos, de veintiséis pacientes del hospital psiquiátrico capitalino, conocido como Mazorra. Los encartados, entre los que se encuentran varios médicos de la institución y personal paramédico, enfrentan la posibilidad de recibir severas condenas.
Las víctimas, ancianos en su mayoría, fallecieron a consecuencia del frio, la desnutrición y las enfermedades respiratorias agudas, provocadas por la falta de atención y los malos tratos a que les sometían los médicos, enfermeros y otros empleados del hospital.
La dantesca situación en Mazorra era peor de lo que reconocieron públicamente las autoridades. Durante las noches algunos facultativos encerraban a pacientes inquietos en patios amurallados a cielo abierto; sin que importaran las inclementes condiciones climáticas de la zona; y hasta los sometían a duchas frías en pleno invierno. En la mañana les abrían las verjas para que los pacientes cayeran rendidos en las camas. Algunos empleados se rifaban la posibilidad de sostener relaciones sexuales con pacientes medicados. Y la participación en las rifas, al igual que en las prisiones, se pagaba en medicamentos o cigarrillos; para algunos maltratar a los enfermos era un entretenimiento.
No pocos trabajadores de la salud han denunciado, al llegar al exilio, los malos diagnósticos y el indiscriminado uso del electrochoque que, a manera de terapia, emplean algunos médicos en la Isla. No es de extrañar que algunas fuentes hagan referencia a más de un centenar de presuntos homicidios de enfermos por esas causas.
En enero del pasado año, tras filtrarse en la prensa independiente y extranjera la noticia de las morgues abarrotadas de cadáveres de enfermos de Mazorra, el gobierno cubano se vio obligado a admitir el lamentable suceso. Este horrible hecho, por sí solo, echa por tierra el cacareado logro de la revolución en el campo de la salud; aunque una rápida visita a cualquier hospital cubano (no uno de los destinados a extranjeros y funcionarios de alto nivel, como el visitado por Michael Moore para filmar su documental Sicko) bastaría para levantar grandes dudas sobre el mito de la salud en Cuba.
El nuevo director de Mazorra, debido al precedente, mantiene un bajísimo perfil y evita toda atención mediática, hasta sobre las jornadas científicas que acontecen en el hospital, famoso por contar con pabellones de rehabilitación para pacientes adictos a diversas drogas.
Las autoridades cubanas, capaces de enviar al paredón a tres jóvenes en 72 horas, como castigo ejemplarizante por el incruento intento de secuestro de una lancha de pasajeros, han necesitado todo un año para iniciar el juicio (si es que realmente se inicia la próxima semana). Finalmente parece que habrá un proceso legal, aunque, como siempre ocurre por acá, las responsabilidades nunca llegarán a la cima.
De cualquier modo, es ya demasiado tarde para las víctimas de este horrendo crimen que supera cualquier película de horror y que, por una vez, no puedo ser ocultado.
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