LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – La vivienda situada en la calle San Ignacio #256, en pleno corazón del Casco Histórico de la ciudad, se encuentra totalmente apuntalada. No en balde los vecinos, que se juegan la vida a diario cuando transitan por allí, bautizaron la casa como “La mina de carbón”.
La mina de carbón fue en el siglo XIX la residencia de una condesa. A principios del pasado siglo, se convirtió en una casa de vecindad para familias pobres. Y en 1959 se inició la paulatina depauperación de la casona, debido a la imposibilidad de los residentes de darle mantenimiento y emprender las obras de reconstrucción.
El creciente hacinamiento y el déficit habitacional, que sólo en La Habana excede el millón de viviendas, obligó a los vecinos de La mina a construir barbacoas (entresuelos) y levantar nuevas divisiones en los cuartos, ya de por sí pequeños.
Las remodelaciones o reparaciones del inmueble se hicieron aún más difíciles durante el terrible período especial, en la década de los años noventa, y poco tiempo después el edificio fue declarado inhabitable. Las 13 familias que lo habitan viven desesperadas, y en peligro.
En 1982, UNESCO declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad al municipio Habana Vieja. Cientos de cartas se han enviado a la Oficina del Historiador de la Ciudad, que tiene poderes semi absolutos sobre el área, al Poder Popular, al Consejo de Estado, al Partido Comunista, y todavía esas familias no pueden vivir bajo un techo seguro. En 1992 una parte del segundo piso se desplomó, y transitar sobre las desniveladas lozas se convirtió en un acto macabro de malabarismo.
Las autoridades reubicaron a algunas de las familias, pero aún permanece allí un numeroso grupo de personas, entre ellas niños y ancianos. Situación que se complica, porque otras edificaciones en la calle San Ignacio entre Lamparilla y Amargura se encuentran en las mismas condiciones, en peligro de derrumbe. Cada vez que una edificación es demolida, se deterioran aun más las colindantes, porque las paredes son comunes. El único edificio nuevo de la zona, de tres plantas, lleva trece años en construcción. Un segundo inmueble que se construye fue destinado a los médicos que regresan de misiones en el exterior.
La gente del barrio está muy preocupada, pues se pronostica una temporada ciclónica muy activa que pronto debe comenzar. Sólo en esa manzana muchas personas podrían perder la vida si un ciclón fuerte azota la capital.