LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Eran las cuatro de la tarde del viernes 18 de noviembre, cuando regresaba para Lawton en el carro de un vecino. A medida que nos acercábamos a Diez de Octubre y Dolores, era tanto el alboroto, que por un momento pensé que se había producido “el milagro” que todos esperamos. Entonces vimos un carro con altoparlantes que anunciaba el recorrido de la Virgen de la Caridad.
La Virgen venía para Lawton. A su paso, las personas salían de las casas y centros de trabajo, daban vivas y aplaudían a la imagen, que iba en una carroza, protegida por una urna de cristal.
El cortejo avanzaba por la calzada de Dolores hacia la capilla de San Enrique de Ossó, en Concepción entre 23 y 24, para visitar a las hermanas teresianas, donde permanecería hasta las ocho de la noche.
Ya a partir de las cinco de la tarde, comenzaron a reunirse personas en la esquina de Dolores y 16 y sus alrededores, para esperar a la patrona de los cubanos, que a las ocho y treinta sería recibida por el padre Silvano, quien la llevaría a la parroquia de Santa Clara para ser adorada durante la noche. Allí la recibió el cardenal Monseñor Jaime Ortega, quien se dirigió al pueblo en la entrada de la iglesia. Pidió por los enfermos, los ancianos, los desvalidos, y le hizo una oración a la Virgen. Muchos cuestionaron por qué se le olvidó pedir por los presos.
Por un momento, mientras daba vivas a la Virgen de la Caridad, la aplaudía y pedía la visita del Papa, la multitud se olvidó de la pobreza, de la escasez, del desempleo, de las ratas, del dengue y de los tiempos de la persecución religiosa, que no están muy lejos. Esta es la segunda vez que la Virgen recorre Cuba. La primera fue en 1952, en el cincuentenario de la República.
Ya estamos en vísperas de las Navidades, y aunque los días difíciles están presentes también en éstas, tendremos el dulce recuerdo de la visita a Lawton de la patrona de los cubanos, a la que el Papa Juan Pablo II, durante su visita, en 1998, mientras le cambiaba la corona, con razón llamó “la reina de Cuba”, a la vez que le pidió que reuniera a sus hijos por medio de la reconciliación y la fraternidad.