LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Vaclav Havel partió hacia la inmortalidad el pasado 18 de diciembre a los 75 años de edad, luego de soportar una larga enfermedad. Praga, la bella ciudad de las cien torres, compartió el tributo de los checos y personas de muchos países en la hermosa catedral gótica de San Vito al hombre que, con sus ideas y resistencia pacífica, contribuyó decisivamente a liberar los países de Europa Oriental y finalizar la Guerra Fría.
En Cuba, un minúsculo espacio en la sección Hilo Directo del periódico Granma reseñó: “Muere ex presidente checo Vaclav Havel”. Sin embargo, por el fallecimiento del tirano norcoreano Kim Jong-il el 17 de noviembre, anunciado dos días después, se decretó duelo oficial del 21 al 23 y ha habido un gran despliegue en los medios.
Los noticieros de la televisión cubana mostraron las imágenes del “querido líder” embalsamado en una urna de cristal rodeado de flores rojas y blancas, y a una población consternada con lágrimas en los ojos, previsiblemente por mandato de las autoridades. Los millones de muertos por hambruna, las torturas y asesinatos de la dinastía Kim con sus costosas aficiones, un ejército de más de un millón de efectivos, bombas atómicas, cohetes de mediano y largo alcance, y la permanente tensión en la península coreana se han escondido a los cubanos.
Es un enigma el motivo de tanta fidelidad de la dictadura cubana a la amistad con Kim il Sung y su heredero, que deja en su lugar también a la tercera generación de dictadores de la familia. La importancia que se le ha dado a la noticia en Cuba sobrepasa los honores rendidos por China, gran aliada de Corea del Norte, y compite con el frenético Hugo Chávez. El escamoteo de las verdades parece consustancial a los regímenes totalitarios.
El desencuentro con Havel data de la época de amorío con Moscú. Muchos cubanos, sumergidos aún en el entusiasmo por la todavía joven revolución y la inexperiencia, dudamos, creímos o aceptamos la propaganda sobre la legitimidad de la invasión soviética a Checoslovaquia en 1968 y la “traición” de un grupo de jóvenes intelectuales que suscribieron el Manifiesto de las 2000 Palabras en 1970 y la Carta 77. Incluso la gran cantidad de checos y eslovacos que laboraban en Cuba por aquellos años evadían el tema, y casi nada se supo sobre las purgas a ellos por la más mínima acusación de simpatizar con los reformistas o quienes protestaban. Luego se denostaron los sucesos que en 1989 terminaron los regímenes implantados por la URSS, denominándolos el “desmerengamiento” del campo socialista.
Vaclav Havel afrontó las vicisitudes impuestas por la intolerancia. Hijo de un empresario y nieto de un famoso diplomático y periodista, afrontó problemas para estudiar hasta lograr el ingreso en la facultad de economía en Praga. Cursó arte dramático por correspondencia y en la década de 1960 escribió las piezas teatrales La Fiesta del Jardín y El Memorando, con éxito en su país y el extranjero, pero no le permitieron viajar a la presentación de esa última en Nueva York, en 1968. Simultáneamente incrementó su compromiso político en la llamada Primavera de Praga, aplastada por los tanques soviéticos, y debido a la represión tuvo que trabajar en una cervecería, lo que reflejó en su obra Audiencia. Luego de su participación en la Carta 77, sufrió prisión esporádicamente hasta el encarcelamiento de 1979 a 1984, descrito en su ensayo Cartas a Olga –entonces su esposa, de origen obrero. Esas actividades lo convirtieron en referente intelectual de la resistencia en los países este-europeos.
En septiembre de 1989, desde el Teatro Linterna Mágica, fue el líder de la Revolución de Terciopelo. En la Plaza de Wenceslao se digirió a más de 300 mil personas, junto al defenestrado dirigente reformista de 1968 Aleksander Dubcek. A finales de año, como dirigente de Foro Cívico presidió la nueva Checoslovaquia hasta 1993, cuando, a su pesar, Eslovaquia se separó, y la Republica Checa hasta 2003. Impulsó la integración de su país en la Unión Europea y la OTAN. Posteriormente continuó escribiendo ensayos y obras teatrales; su último éxito fue Retirándose, estrenada en Praga en 2008; pero siempre permaneció comprometido con la defensa de los derechos humanos en el mundo.
El gran checo mantuvo una solidaridad activa con la disidencia cubana en el marco de las jornadas de Forum 2000, donde reunía a grandes intelectuales y políticos, y otros eventos organizados para apoyar los esfuerzos por alcanzar la democracia en Cuba. Ese activismo le granjeó aún mayores ataques por parte de las autoridades de La Habana.
Vaclav Havel es considerado una de las personalidades que más contribuyó a los cambios en el mundo de fines del Siglo XX, y ocupa un sitial entre los grandes hombres en la historia de la humanidad. Llegará el día cuando los cubanos le conozcan verdaderamente y le aprecien como se merece.