LA HABANA, Cuba.- El ICAIC anuncia, a bombo y platillo, el estreno para el próximo 6 de junio del documental Maisinicú, medio siglo después, del realizador Mitchell Lobaina, dedicado a la película El hombre de Maisinicú.
El filme, hecho en 1973 por el director Manuel Pérez, glorificó a Alberto Delgado, el agente infiltrado del G2 que en 1964 hizo posible, mediante trampas, la captura de los jefes guerrilleros anticastristas Julio Emilio Carretero y Maro Borges, y que fue ahorcado por los alzados del grupo que comandaba Cheíto León cuando descubrieron que era un delator.
El documental sobre El hombre de Maisinicú, 51 años después, se propone mantener en el candelero de la cultura oficial al más promocionado producto del realismo socialista en el cine cubano.
A pesar de que la película se daba un aire a las de Mosfilm —solo le faltaban la nieve, los abedules y que apareciera, antes de iniciarse, la escultura de la koljosiana y el proletario hecha por Vera Mujina— tuvo bastante éxito en su época entre el público cubano debido, principalmente, a la calidad del reparto actoral, que incluía a Reinaldo Miravalles, Sergio Corrieri, Mario Balmaseda, Rogelio Blaín, Enrique Molina y Raúl Eguren, entre otros.
Todavía hay quienes recuerdan de memoria bocadillos de la discusión entre Cheíto León (Reinaldo Miravalles) y Alberto Delgado (Sergio Corrieri).
En el documental de Mitchell Lobaina participan Manuel Pérez, Víctor Casaus, que hizo el guión, Silvio Rodríguez que compuso la canción tema de la película, con aquella larguísima coda interpretada por el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC que acompañaba los créditos finales, y los miembros del equipo de realización de la película que aún viven. Los que no podrán estar son los actores protagonistas, todos ya fallecidos.
El principal ausente del documental será Sergio Corrieri, que fue el protagonista de la película, aunque Reinaldo Miravalles, con su excelente actuación, le robó el show.
A Sergio Corrieri, que había protagonizado en 1968 Memorias del subdesarrollo, de Gutiérrez Alea, para que encarnara el papel de Alberto Delgado, lo fue a buscar Manuel Pérez en 1972 al Escambray, donde se encontraba dirigiendo un grupo teatral.
En 1979, Corrieri volvería a encarnar a otro súper-agente del G2 en el serial televisivo En silencio ha tenido que ser. Aquel serial, que tuvo segunda parte y muchas, demasiadas, reposiciones en la programación televisiva, fue su apoteosis como actor en jefe y galán maduro por el que suspiraban las cederistas y federadas.
A Corrieri, por “sus méritos en la esfera ideológica”, en 1980 lo nombraron jefe del Departamento Cultural del Comité Central del Partido Comunista, posteriormente, vicepresidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y, en 1990, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), cargo que ocupó hasta su muerte, en 2008.
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