MADRID, España.- Este 22 de junio se cumplen 172 años del fallecimiento de Francisco Covarrubias, considerado el “Padre del Teatro Cubano”.
Este calificativo se lo ganó no solo por su talento como actor, sino también por haber iniciado el costumbrismo en la literatura nacional e introducir los personajes del negrito y el campesino, que devendrían figuras fundamentales de la escena cubana.
Covarrubias nació en La Habana el 5 de octubre de 1775 y muy joven empezó a estudiar medicina. Tras graduarse de médico cirujano trabajó en un ingenio azucarero, pero su pasión por el teatro, que ya practicaba como aficionado, lo llevó a abandonar la medicina y dedicarse por completo a las tablas.
Su debut profesional lo hizo en 1800, a los 25 años, como comediante en el Circo del Campo de Marte, donde fue muy aplaudido. Desde entonces actuó en distintos escenarios del país con igual éxito.
Como dramaturgo dejó más de una veintena de obras, entre ellas: La feria de Carraguao (1815), Los velorios de La Habana (1818), Doña Juana y el limeño (1826), El cómico de Ceiba Mocha (1829) y Los dos graciosos (1841).
En sus producciones teatrales introducía elementos de humor a través de la sátira y la parodia. También incorporó la música como parte esencial de la obra, por lo que es considerado precursor del teatro musical de Cuba.
Las canciones en sus obras luego se volvían populares entre los cubanos.
Francisco Covarrubias se retiró de la escena en el año 1847. A pesar de haber sido uno de los actores más populares y mejor pagados de la primera mitad del siglo XIX, murió en la pobreza, el 22 de junio de 1850, a sus 75 años.
En su honor lleva su nombre una de las salas de teatro más representativas de Cuba, la Sala Covarrubias del Teatro Nacional.
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