LA HABANA, Cuba.- Dos clásicos del cine cubano, Una novia para David (1985) y Fresa y Chocolate (1994), tienen en común la encomiable factura del producto en general, el éxito alcanzado entre el público cubano, la inolvidable banda sonora y el elenco actoral escogido. En ambos largometrajes el personaje negativo recayó en el mismo actor: Francisco Gattorno, quien interpretó a un pérfido amigo en la cinta dirigida por Orlando Rojas, y a un prejuicioso estudiante comecandela en la obra maestra de Tomás Gutiérrez Alea.
Entre uno y otro rol, Gattorno apareció en varios filmes (El verano de la señora Forbes, Papeles secundarios, Los perritos tienen hambre y Sueño Tropical), y en las series Hoy es siempre todavía y Shiralad, todos producidos en Cuba. Su actuación en Fresa y Chocolate llamó la atención de la productora mexicana Florinda Meza, quien le ofreció un papel en su telenovela La dueña. El éxito de la producción proyectó a Gattorno a nivel nacional e internacional, posicionándolo como uno de los galanes más solicitados por el público y los realizadores de telenovelas.
A lo largo del segundo lustro de la década de 1990 participó en numerosas producciones. En el año 2000 debutó en Hollywood con el rol de Jorge Camacho en el filme Antes que anochezca, inspirado en la vida del poeta cubano Reinaldo Arenas.
El nuevo milenio trajo consigo nuevos y arrolladores éxitos para el cubano, cuyo nombre apareció en los créditos de telenovelas como Tierra de Pasiones, Amores Verdaderos o Lo que la vida me robó, y en los filmes La migra (2005), Pies secos/Pies mojados (2006) y Chance (2010). Ha ganado varios premios ACE y TVyNovelas.
En una entrevista reciente con el medio independiente Cubita Now, Gattorno habló sobre Cuba con una mezcla de nostalgia y tristeza porque la isla se ha quedado varada en el pasado. Explica que vuelve porque tiene allí familiares que no han querido o no han podido irse, pero le resulta doloroso constatar que en Cuba todo se está cayendo, desde sus construcciones hasta sus habitantes, agobiados por el ritmo cotidiano de supervivencia.
Gattorno concluyó afirmando que Cuba merece un cambio, aunque reconoció que le parece cada vez más lejano el día en que haya verdadera libertad de expresión y un apoyo real a los artistas. También admitió que con respecto al futuro de Cuba se siente más bien escéptico.
“Cuba es un país encerrado en el tiempo, encerrado mentalmente (…) Me he cansado de hablar de lo mismo durante muchos años y veo que hay una especie de estancamiento en el pensamiento y en el criterio. Hay demasiadas posiciones (…) No quiero ni pensar en eso, la verdad. Eso es algo que ya no me calienta la cabeza”.
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