SAN LUIS POTOSÍ, México.- El pasado 16 de abril tuvo lugar la ceremonia de encendida de la llama olímpica, en el sitio arqueológico de Olimpia y, tras 11 días de relevos por toda Grecia, la flama fue entregada oficialmente a los organizadores de los Juegos de París 2024.
Organizada por el Comité Olímpico Helénico, realizaron una ceremonia que simbolizó la amistad y el respeto entre los pueblos griego y francés, según describió una nota del Comité Olímpico.
Para la ocasión, la Embajada de Francia y el Instituto Francés de Grecia colaboraron en la organización de la ceremonia, que contó con la presencia de breakdance, la nueva disciplina olímpica de París 2024. Los bailarines de The Olympic Cypher dieron el pistoletazo de salida a la actuación, antes de que 150 alumnos del Liceo Franco-Helénico Eugène Delacroix continuaran con la Danse des Jeux.
Junto a los atletas griegos seleccionados por el Comité Olímpico Helénico, dos campeones franceses fueron elegidos por sus excepcionales logros y acompañaron a la llama olímpica en sus últimos metros del relevo en Grecia.
Béatrice Hess, nadadora paralímpica que compitió al más alto nivel de 1984 a 2004, fue la última portadora de la antorcha francesa en suelo griego. Cinco veces medallista en los Juegos de Atenas 2004, es una de las atletas más laureadas de la historia de los Juegos Paralímpicos, con 26 medallas en su haber.
Durante la ceremonia de entrega, celebrada el viernes 26 de abril en el Estadio Panatenaico de Atenas, el Presidente del Comité Olímpico Helénico, Spyros Capralos, entregó el fuego a Tony Estanguet, Presidente de París 2024.
La llama subió después a bordo del Belem, el famoso barco de tres mástiles, con destino a Marsella. En manos de Florent Manaudou, uno de los olímpicos más emblemáticos de su generación, llegará a Francia tras una travesía de 12 días.
Quince jóvenes franceses se unieron a la tripulación profesional del Belem para acompañar la llama olímpica desde El Pireo hasta Marsella.
Tres “Ángeles” de la llama también están a bordo para cuidar de las linternas durante el periplo. Estas antorchas garantizan la integridad del fuego, facilitando su viaje hasta el pebetero y, sobre todo, asegurándose de que nunca se apague antes de la Ceremonia de Clausura de los Juegos.
