LA HABANA, Cuba. ─ Con fecha 22 de marzo, el sitio oficial Cubadebate ha publicado un análisis sobre el comercio electrónico en Cuba al cumplirse un año de la implementación de la plataforma TuEnvío. Pese a las forzosas omisiones que imponen los mandamientos de la dictadura a sus voceros, se reconocen en el texto algunos de los numerosos problemas que lastran este “novedoso” servicio a los nacionales, si bien el autor, Oscar Figueredo Reinaldo, se limpia de posibles inculpaciones al señalar al “bloqueo”, a la crisis económica mundial y a las sanciones impuestas por la administración Trump como las causas de base en la ineficiencia de las tiendas virtuales: la insuficiente oferta.
Entre los aciertos de la plataforma estatal TuEnvío, que promueve ventas de las cadenas CIMEX y Caribe, es que con dicha opción se evitan las aglomeraciones de las sempiternas colas en cada tienda del país, con el consecuente riesgo de multiplicación del contagio y expansión de la enfermedad. En el texto se hace mención a elementos que se han introducido para mejorar la plataforma, como la adquisición de nuevos equipos a fin de mejorar el tráfico en la red, así como el reajuste de los horarios de compra, la reducción de los tiempos de entrega de la misma y (dizque) una mayor estabilidad de la oferta.
No obstante, dichas mejoras no se reflejan en la experiencia de los usuarios, entre los cuales predomina un “sentido colectivo de frustración y desencanto”. Para estos, además de la ineficacia en materia tecnológica, la principal traba radica en la brecha entre la creciente demanda de la población y la insuficiente oferta de las tiendas.
Ello tiende a confirmarse en los datos aportados por directivos de CIMEX en otros medios, y que en el artículo de referencia refleja un retroceso en la entrega de entre 5 000 y 6 000 módulos diarios de alimentos y artículos de aseo con relación al pasado mes de octubre, a pesar de que entonces la expedición diaria (20 000 módulos) estaba muy lejos de satisfacer la demanda de los clientes registrados en la plataforma y que, actualmente, se eleva aproximadamente a 800 000.
A la limitación de la oferta se suman otros problemas que son motivo de recurrentes quejas por parte de los clientes y que se relacionan con fallas tecnológicas como inestabilidad de las páginas, caídas de la conexión, saturación, vaciado de los “carros de compra” sin que se haya completado el ciclo, desaparición de algunos artículos después de haberlos seleccionado, así como la práctica de imponer “combos” que fuerzan a adquirir productos que el cliente no desea ni necesita, pero que se incluyen en la compra de manera forzada. También se señalan frecuentes dificultades con el servicio bancario a través de la aplicación Transfermóvil, a la cual se anclan las tarjetas de los nacionales.
Por supuesto, no podía faltar en el análisis de marras la denuncia contra acaparadores y revendedores, que se ha convertido en referencia obligada en toda nota de la prensa oficial relacionada con el comercio real o virtual, como si dicho fenómeno fuera causa y no consecuencia de la escasez crónica de alimentos y otros artículos de primera necesidad, fenómeno propio de un sistema económico altamente improductivo e incompetente.
Así, con exquisita “ingenuidad”, el autor descubre que “la batalla por adquirir los escasos productos de aseo y alimentos se ha desplazado a los espacios online”, generando el resurgimiento de un “mercado paralelo” (de acaparadores), lo que implica una reventa a precios superiores que “afecta el bolsillo de millones de cubanos y que echa por tierra los esfuerzos gubernamentales para aumentar la calidad de vida de la población a partir del aumento de los salarios”.
Así, este comunicador ─quien no por casualidad es Coordinador Editorial de Cubadebate y periodista asiduo en la Mesa Redonda; por tanto, cuenta con permiso espacial para hacer moderadas “críticas” a la realidad nacional─ parece ignorar que la reventa de productos deficitarios no solo siempre ha estado entre nosotros, sino que se ha perfeccionado y diversificado en la medida en que se han multiplicado las carencias de la población y la incapacidad del Estado para satisfacerlas, por tanto el mercado subterráneo (que no “paralelo”) no “se ha desplazado” a los espacios online, sino se ha expandido del espacio real al virtual, más allá de la pretendida bondad de un gobierno cuya más palpable muestra de buena voluntad hacia su pueblo es el imparable aumento (también) de los precios oficiales, muy superiores al de la artificial subida de los salarios y pensiones de los cubanos a partir de la cacareada Tarea (des)Ordenamiento.
Lo que Cubadebate califica como un retorno a los “tiempos feudales”, refrendado en el intercambio (trueque) y “trapicheo de mercancías por grupos online” es la respuesta adecuada a la realidad de una economía feudal impulsada por un gobierno que se niega tozudamente a avanzar hacia lo inevitable: una apertura hacia las libertades de los emprendedores vernáculos y del comercio nacional que eleve la producción, sanee la economía interna y satisfaga aquellas demandas del mercado que no dependen de las importaciones y que nada tienen que ver con el socorrido “bloqueo” estadounidense.
Entre tanto, en los últimos tiempos se ha estado registrando un fenómeno interesante en relación con un evidente cambio de actitud de los cubanos, que han pasado de la aceptación a la crítica, tal como se aprecia en los comentarios de los foristas en las páginas de la prensa oficial, y cuyas intervenciones resultan mucho más reveladoras y realistas que los propios textos cómplices de los amanuenses de la prensa castrista. La terca realidad demuestra que no se puede tener a todo un pueblo engañado todo el tiempo, menos en esta era de Internet y redes sociales.
Cada vez más la irreverencia, el cuestionamiento y la burla son la respuesta popular al irrespeto del régimen y de sus escribas, tal como lo sella en el caso que nos ocupa el comentario satírico de uno de los foristas: “A mí me parece muy bueno TuEnvío, el día entero pa comprar, no comes pero te entretienes”. Sirva la sentencia para resumir la percepción que tienen los cubanos del comercio electrónico a un año de su implementación en la Isla.
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