VILLA CLARA, Cuba. — Durante varias horas al día Randy, de 25 años, debe permanecer dando clases de educación física en una escuela secundaria de Santa Clara. Cuando concluye la jornada laboral, en las tardes y hasta altas horas de la noche, maneja un bicitaxi que cubre la ruta desde el parque hasta el hospital materno de la ciudad.
A modo de broma, el joven se describe como “Batman” por el hecho de tener una doble vida, que incluso interfiere con cualquier plan recreativo los fines de semana, cuando se dedica a vender pizzas en un merendero de la misma zona hospitalaria. Randy gana por sus tres trabajos un aproximado de 12.000 pesos mensuales, aunque una buena parte del monto total lo destina para el pago de la cuidadora de su abuela, quien ha sido su tutora legal desde la infancia.
“Mi abuela quería que me graduara, pero lo que gano en la escuela no da ni para comprar la comida de una semana, a pesar de que me exigen estar allí a tiempo completo”, dice el muchacho. “Esto de tener tres trabajos es muy duro, casi no descanso, ni siquiera los domingos”.
Una buena parte de los jóvenes cubanos que trabajan para el sector estatal mantienen otros dos o tres empleos adicionales, muchos de ellos sin contratos de por medio que garanticen su permanencia en determinadas plazas. Ese es el caso de otro santaclareño, Josué Alfonso, que en su tiempo libre vende muslos de pollo ahumados en un merendero, pero sin haber notificado a su centro laboral.
“Termino en la bodega y con la lengua afuera, salgo y rezo para que haya alguna guagua para irme rápido, porque tengo que relevar al otro que cubre desde la mañana”, cuenta el hombre de 32 años. “A la casa llego a las diez de la noche, porque mi turno es el más pesado, el que cuadra las ganancias de la caja”.
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En Cuba está permitido el pluriempleo desde el año 2009, una medida tomada para aliviar el déficit de fuerza laboral en aquel momento. En tanto, el artículo 28 del Código de Trabajo, que entró en vigor desde 2014, establece que “los trabajadores, después de cumplir los deberes del cargo que desempeñan, pueden realizar otras labores para lo cual suscriben un contrato de trabajo y perciben la remuneración que les corresponda por la labor realizada”.
No obstante, hacia el interior de los centros laborales se presentan no pocas trabas que impiden a los obreros “en plantilla” optar por una segunda o tercera vía de remuneración, sobre todo porque se les exige permanecer allí, aunque ni siquiera tengan contenido de trabajo.
El trabajo dentro del “trabajo”
Existe una opinión estandarizada de que, a diferencia de otros países, en Cuba no hay tendencia al pluriempleo. No obstante, son muchas las personas que se han visto obligadas en los últimos meses a mantener un rejuego entre su puesto con el Estado y otro particular en busca de una mejor economía.
El Ministerio de Trabajo contabilizó recientemente que poco más de 100 000 cubanos tenían anualmente un trabajo secundario y que más de 85 000 eran cuentapropistas vinculados al sector estatal. Sin embargo, las cifras podrían ser mucho más elevadas en lo que va de 2023 debido a la fuga de profesionales hacia las pequeñas y medianas empresas y el consabido auge migratorio.
Hace pocos meses, Cubadebate quiso conocer cuál ha sido la experiencia de los cubanos con el pluriempleo. En los propios comentarios los usuarios se quejaron de que en los centros estatales muchas veces realizan el trabajo de otra persona bajo licencia o que está fuera del país, sin que se les pague un monto salarial justo por encima.
En otros casos están los que realizan el 100% del trabajo de esa otra plaza, pero, al no trabajar las ocho horas requeridas, “no les quieren pagar el salario completo”. También algunos profesores manifiestan que la ley los limita únicamente a realizar pluriempleo en actividades docentes, dando pie a que abandonen las aulas y se contraten en puestos privados.
En la misma cuerda se encuentran los médicos, que solicitan la posibilidad de pluriempleo en el mismo sector, por ejemplo: ser contratados por un hospital para consultas y en las tardes en un policlínico percibiendo dos salarios diferentes.
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No es alternativa, es necesidad
Para tomarle al pulso a la realidad laboral en Cuba solo basta realizar una búsqueda en redes sociales, sobre todo en grupos de Telegram dedicados a ofertar plazas. En uno en especial llamado “Cuba bolsa de empleo” aparecen numerosos anuncios de entidades del Estado que prácticamente imploran por especialistas en contabilidad o ingenieros de diversas especialidades.
Una de las plazas que mayor número de ofertas percibe en la provincia de Villa Clara es el de custodio o agente de seguridad y protección. Sin embargo, los salarios para estos puestos no sobrepasan los 2.500 pesos mensuales, más las llamadas utilidades, en dependencia de la empresa.
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Las cifras oficiales resumen que unos siete millones de cubanos se encuentran en edad laboral, que hay cerca de 4,7 millones de ocupados en el país, mientras la tasa de desocupación se mantiene al 1.4 %, similar a la de etapas anteriores.
Los comentarios de cubanos en redes confirman que no es tan fácil contratarse con el Estado y al mismo tiempo en el sector privado, debido a las propias exigencias de los primeros, muchas veces demasiado estrictas o irracionales. En tanto, proliferan en grupos de compraventa las solicitudes de empleo en el sector particular por parte de ingenieros y otros profesionales universitarios.
“Ahora mismo trabajo para tres lugares distintos, pero uno de estos sin contrato, por debajo del telón”, confirma Keny Jesús, otro santaclareño licenciado en economía que mantiene su empleo con el Estado, también en una mipyme y que cuenta con una licencia de elaborador de alimentos.
“Esto del pluriempleo lo pusieron de moda ahora, pero de toda la vida la gente se ha dedicado a otras cosas para vivir además de su salario, el que no criaba puercos, vendía durofríos. Recuerdo que antes te decían que si te ibas del país tendrías que trabajar como bestia y mira, ahora el que no tenga más de una pincha no sobrevive”.