LA HABANA, Cuba. – La Oficina de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE.UU. ha permitido que los empresarios del sector privado cubano abran y utilicen cuentas bancarias en el país. La medida llevaba tiempo siendo discutida, pero dado lo improcedente de su naturaleza, especialmente si se tiene en cuenta que Cuba continúa en la lista de países patrocinadores del terrorismo, los pesos pesados de la política estadounidense no se decidían a dar el visto bueno.
Primero había que hacer algo “inteligente” que abriera el camino hacia esa movida y la justificara, al menos de forma parcial. Entonces, tenemos que a mediados de mayo el secretario de Estado, Antony Blinken, anunció que Cuba salía de la categoría de “países que no colaboran lo suficiente para combatir el terrorismo”. Sin quitar a la Isla del listado de países patrocinadores del terrorismo, le otorgó una distinción bastante ambigua que podría justificar ―a la cañona― un tratamiento diferenciado por parte de la Casa Blanca, lo justo para avanzar en otros terrenos.
Esta maravillosa noticia que el régimen de La Habana ha recibido con la pataleta habitual de cara a la opinión pública, pero brincando de gozo a puertas cerradas, permitirá que circulen millones de dólares de procedencia no esclarecida, a nombre de testaferros que llevan décadas obrando a favor del castrismo, su descendencia y sus adalides de la continuidad.
Paradójicamente, como parte de un juego pasivo-agresivo que nos podría costar caro en cualquier momento, el régimen de Miguel Díaz-Canel ha respondido a la benevolencia del “enemigo histórico” invitando a la Armada Rusa, con submarino nuclear incluido, a atracar por unos días en aguas territoriales para que sus marinos, estresados por la invasión a Ucrania, se sacudan las malas energías con el sol del trópico.
Desde Europa llegan noticias como para llorar en el Comité Central. La derecha se abre camino en el Parlamento, arrollando a diputados tracatanes como Manu Pineda, que va por la vida diciendo que en Cuba todo está “sabroso”. Y tanto no será, pero la Casa Blanca, con su nueva medida a favor de los “emprendedores”, le ha puesto sabor a un panorama financiero insípido.
Por si hubiera dudas sobre quiénes serán los verdaderos beneficiados con la autorización de la OFAC, la cadena CNN le hizo un reportaje al negocio privado Dador, que se encarga de vestir ―sin tino ni gusto, aclarado sea― nada menos que a Lis Cuesta Peraza, la combativa esposa de Díaz-Canel que construye el socialismo con relojes Cartier, carteras Hermes y zapatos Griselda & Anastasia, bien apretaditos.
Si el protagonismo de Dador en este deshielo apresurado con vistas a las elecciones presidenciales de noviembre no bastara para convencer a quienes creen que la estrategia de empoderamiento del sector privado es tramitada contra la voluntad del Gobierno cubano, ahí está Hugo Cancio, amiguísimo de Díaz-Canel, aliándose con Western Union para manejar el negocio de las remesas a la Isla. Desde el imperio, el nuevo hombre fuerte de la economía está metido en el comercio de alimentos online, la compraventa de autos modernos y ahora también se llevará una tajada de los dólares que envían los emigrados, eternos mantenedores del régimen que los empobreció dentro de Cuba para luego sacar provecho de sus esfuerzos en otras geografías.
Tan urgida estaba la dictadura que no bien fue anunciada la resolución de la OFAC, México restableció el envío de petróleo a la Isla luego de tres meses. ¿El sector privado-enchufado hizo posible el dinero para pagarle a PEMEX, que al borde de la quiebra no podía permitirse seguir regalando combustible a sus socios comunistas? Lo cierto es que hasta Veracruz se desplazó el petrolero Vilma, propiedad del conglomerado militar GAESA, para cargar crudo a finales de mayo.
Mientras el chorro de dólares inunda las cuentas de los represores y sus testaferros, una exjueza de Villa Clara, acusada de haber encarcelado sin pruebas a cuatro jóvenes por supuestos atentados contra esbirros de la policía y la Seguridad del Estado, ha pedido asilo en Estados Unidos. La colonia de ratas huye a la desbandada. Las que no están blindadas por Tropas Especiales, privilegios o dobles ciudadanías, se acogen al parole humanitario o hacen “la ruta de los volcanes” para ingresar a territorio “enemigo” antes de que las sorprenda el ajuste de cuentas y tengan que elegir entre lapidación pública o cruzar a nado el estrecho de Florida.
Como ella, muchos que dieron palos, delataron y calumniaron, han entrado a Estados Unidos bajo las narices de Inmigración, del exilio histórico y de implacables influencers que no pierden la oportunidad de acosar a aquellos artistas que prefieren no inmiscuirse en política, pero se ocupan muy poco de la escoria castrista que se cuela en el país de la libertad para ponerse a salvo de sus propias atrocidades.
Con luz verde para que huyan los represores y dinero para los empresarios afines al régimen, que es lo mismo que ponerlo en manos de los generales, mejor quiten el “bloqueo”. A estas alturas, con tanta componenda tras bambalinas, el embargo solo sirve para justificar el robo, la corrupción administrativa y la persecución política.
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