MIAMI, Estados Unidos. – Aunque no se dispone de cifras oficiales, Isabela de Sagua, un pueblo pesquero en la costa norte del centro de Cuba, ha visto mermar su población en el último año debido a la dura crisis que vive la Isla y que impulsa una ola migratoria sin precedentes.
“Las calles desoladas en una mañana de sábado reciente, llenas de casas y restaurantes cerrados, insinúan el éxodo que se está produciendo”, apuntó la agencia de noticias Reuters, que visitó la localidad pesquera, perteneciente al municipio de Sagua la Grande, a finales de enero.
Por su ubicación geográfica ―Isabela de Sagua es uno de los puntos de la Isla más cercanos a Florida― el pueblo siempre ha sido un “puerto” para los balseros que buscan alcanzar las costas de Estados Unidos.
Ahora, en medio de una crisis sin precedentes, no ha sido de otro modo. “La gente aquí está desesperada por irse”, dijo a Reuters Carlos Hernández, un pescador de 49 años.
Por su parte, Ana María Mederos, otra isabelina de 59 años, aseguró a los reporteros de la agencia de noticias que, pese a los recientes cambios en la política migratoria de Estados Unidos con respecto a la Isla, los cubanos seguirán rumbo al norte en busca de una vida mejor.
“Los cubanos han decidido que no se puede vivir aquí y se van a ir como puedan”, aseguró, antes de lamentar que ella no pudo seguir el mismo camino por su rol de cuidadora de un familiar enfermo.
“Los que puedan salir bajo este nuevo programa [de parole anunciado por la administración Biden] lo harán, pero hay muchos que no tendrán la posibilidad y seguirán arriesgándose por mar, por tierra, como sea”, lamentó.
Por su parte, Miguel Negrín, un vendedor de verduras ambulante, aseguró que este era el momento de dejar atrás Cuba por la vía legal. “Quien pueda, aprovechar mejor el programa de Biden, porque no durará mucho”, aconsejó.
El pasado 5 de enero, el Gobierno de Estados Unidos anunció que restringiría la entrada de migrantes cubanos, haitianos y nicaragüenses que intentaran ingresar de manera ilegal a través de la frontera con México. A la vez, indicó que concedería 30 000 visas humanitarias mensuales a migrantes de esas nacionalidades, lo que se conoce popularmente como “programa de parole humanitario”.
Tras el anuncio de la medida, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, pidió a los migrantes de la región que no se lanzaran al mar ni pusieran sus vidas en manos de contrabandistas.
Con respecto a los balseros que estaban arribando en ese momento a las costas de Florida, el alto funcionario aseguró que Estados Unidos devolverían a las personas interceptadas a su país de origen.
En este sentido, recalcó que sería “un grave error” que la gente se lanzara al mar después del anuncio del programa de parole humanitario. “No tendrán éxito”, dijo. “Ejerceremos nuestras autoridades legales. Las personas que toman estos caminos irregulares (…) no solo arriesgan su vida sino que la arriesgan solo para fracasar”, agregó.
Aun así, en la última semana de enero Reuters pudo comprobar que al menos dos grupos separados de migrantes habían partido de Isabela de Sagua por mar. Al menos un grupo había sido capturado y devuelto a suelo cubano, precisaron los entrevistados.