LA HABANA, Cuba. – Pese a que ha denunciado ―a veces en vano― la desatención de médicos y funcionarios, Héctor Luis Pupo Quiala, un joven holguinero que padece de artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria crónica que afecta las articulaciones y tejidos y provoca dolor intenso y rigidez, continúa exigiendo al régimen las condiciones y medicinas necesarias para tratar su condición.
Antes de mudarse a Antilla, donde ahora reside, Héctor Luis vivía con su familia en El Canal de Saetía, un poblado aledaño al exclusivo Cayo Saetía, un destino turístico en la costa norte de Holguín reservado para las vacaciones de Raúl Castro y otros altos funcionarios del régimen.
Durante las visitas de altos jerarcas a la zona, el joven de 33 años ha aprovechado para exigir medicamentos y atención médica mediante transmisiones en vivo. “Cuando hice el primer video [de protesta] y escribí a La Habana vinieron [funcionarios] de Holguín para que les firmara papeles, a prometer cosas que nunca cumplieron, a decir que me iban a tener en cuenta y que cuando llegara el medicamento a la farmacia me iban a apartar el mío, y eso nunca fue”, relató.
Asimismo, Héctor Luis aseguró a CubaNet que desde hace años no tiene un seguimiento médico de la enfermedad. “No me ve un reumatólogo como debe hacerlo; el que me vio me dijo que ya, que lo que tengo es eso, que tengo que aguantar y sufrir sin mejoría de ningún tipo, que cada día los dolores van a ser peores”, lamentó.
“No aguanto más, este sistema que me está destruyendo la vida”, agregó el joven. “Creo que no califico para una visa humanitaria y no puedo decirle a nadie que me saque por parole porque no puedo trabajar, no puedo ir a darle trabajo a nadie; que me saquen ellos para que otro Gobierno me atienda como exiliado político”, pidió.
El joven no puede estirar sus rodillas; mantiene los pies rígidos y no se puede sentar. Todo el tiempo debe estar semiacostado y muchas veces teme toser por la probable fractura de una costilla. Héctor Luis no concibe que tenga que seguir sufriendo por su enfermedad y “aguantando el dolor”, sólo porque en Cuba los especialistas le dijeron que “ya no queda de otra”.
Al menos una silla de ruedas
A finales de junio el ministerio evangélico Joni and Friends, un grupo de voluntarios cristianos radicados en Estados Unidos que ayuda a personas necesitadas, visitó Holguín con el objetivo de donar y acondicionar sillas de ruedas para personas con discapacidades motoras.
Héctor Luis fue uno de los favorecidos con este proyecto, pues no solo padece artritis reumatoide sino también osteoporosis, enfermedad que provoca el debilitamiento de sus huesos, por lo que necesita una silla especial. La que utilizaba fue comprada gracias a la ayuda del equipo de la película Plantados, el cual le hizo llegar el dinero necesario para sustituir su antiguo sillón.
No obstante, a pesar de encontrarse en la lista de los beneficiados, el régimen cubano no le garantizó el transporte para trasladarse desde Antilla, municipio donde reside actualmente, hasta la ciudad de Holguín.
“Ellos [funcionarios locales] dijeron que con las fotos, que son pruebas de cómo yo estoy, ya era suficiente para que me la adaptaran y eso es imposible. Para que los pastores pudieran adaptar la silla de ruedas el cuerpo debía estar allí para tomar las medidas; al final no me llevaron”, contó a CubaNet.
Finalmente, el joven de 33 años tuvo que llegar por su cuenta para no perder la oportunidad de conseguir un mejor sillón de ruedas. “Tuve que pagar 8.000 pesos para ir a que me dieran la silla, que no fue el Gobierno; de ser por ellos estoy seguro que no me dieran nada, porque hasta la comida y los medicamentos me los están negando”, terminó.