AREQUIPA, Perú. – Tras más de 60 años de dictadura y falta de democracia en Cuba, resulta curioso revivir hechos históricos que hablan de un pasado donde competían varios partidos en la Isla y existía un sistema político completamente diferente al actual. Tal es el caso de la pugna entre el otrora presidente cubano Mario García Menocal y el mayor general José Miguel Gómez, un conflicto enmarcado en la conocida como Revolución de La Chambelona.
El 1 de noviembre de 1916, en los comicios generales, Menocal se presentó nuevamente como candidato de los conservadores para mantenerse en el cargo otros cuatro años. Sin embargo, sufrió una derrota humillante frente a Alfredo Zayas y Alfonso, del Partido Liberal.
A pesar de los intentos del mandatario por utilizar su poder, dinero y favores para torcer la voluntad popular a su favor, los liberales ganaron. La camarilla áulica, su equipo político, ideó un plan para manipular los resultados, pero el Tribunal Supremo reconoció el triunfo de la oposición, aunque orientó realizar elecciones complementarias en algunas zonas de Oriente y Las Villas.
Descontentos, los liberales encabezados por el mayor general José Miguel Gómez, decidieron levantarse en armas contra el Gobierno en una insurrección conocida como la Revolución de La Chambelona, nombre inspirado en la contagiosa melodía que era popular en la época y que adoptaron como himno: “¡Aé, Aé, Aé! ¡Aé, la chambelona!”.
Aunque inicialmente tuvieron éxito, los insurrectos pronto se encontraron con dificultades. Si bien buscaron apoyo estadounidense, este no llegó, y finalmente, José Miguel fue capturado y encarcelado en La Habana.
En medio de la celebración de la victoria y la euforia por el triunfo, la camarilla áulica planeó humillar a José Miguel aún más. Las autoridades propusieron hacerlo caminar desde la Estación Central de Ferrocarriles hasta el Malecón y luego de regreso a Neptuno, donde sería conducido a prisión. Menocal, sin embargo, se negó rotundamente a permitir tal humillación, recordando el pasado valeroso y patriótico de José Miguel. El plan humillante nunca se llevó a cabo.
Después de las elecciones complementarias, que se llevaron a cabo bajo coacción y fraude, el Congreso se constituyó el 8 de mayo de 1917 para proclamar a Menocal como presidente de la República junto con otros candidatos triunfantes.
La Revolución de La Chambelona se debilitó gradualmente; algunos rebeldes fueron asesinados, incluyendo al general mambí Gustavo Caballero y al exsenador Nicolás Guillén (padre). Los núcleos rebeldes eran abatidos o se rendían sin luchar mientras se recluía a sus cabecillas en las prisiones de La Cabaña. Los hermanos Carlos y Gerardo Machado se entregaron en Santa Clara, y Zayas fue arrestado en Cambute, cerca de Guanabacoa.
No obstante, de las condenas a muerte dictadas por los tribunales, Menocal conmutó las penas por cadena perpetua y, poco después, indultó a todos los rebeldes, incluido José Miguel, que pasó 11 meses en prisión. A los funcionarios electos que participaron en la insurrección se les perdonó, pero se les impidió asumir sus cargos.
Así pues, la lucha interna quedó entre los cubanos, en una época en la que las líneas entre liberales y conservadores se difuminaban constantemente.