LA HABANA, Cuba. — Tras el robo de 19.000 dólares de la oficina del Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, Mario Urquía Carreño, acaecido el pasado 5 de enero, se ha generado en la institución masónica cubana una grave crisis interna sin precedentes en una Orden con más de 200 años de historia en la Isla.
El Gran Maestro solo informó del presunto robo cuatro días después y realizó la denuncia a las autoridades por exigencias del Patronato del Asilo Nacional Masónico “Llansó”, encargado de su administración y a donde pertenecía el dinero en cuestión. Desde entonces, aunque nadie lo ha acusado directamente, ha recibido el repudio de la comunidad masónica cubana dentro y fuera de la Isla; incluso la policía considera que se trata de un autorrobo.
Ante el escándalo suscitado, gran parte de los funcionarios de la Gran Logia solicitaron la renuncia del Gran Maestro por su actitud vergonzosa, por “minar nuestra credibilidad” y “para salvar lo más que sea posible” de la Orden Masónica en la Isla.
Sin embargo, la respuesta de Urquía Carreño ha sido “barrer” a todos aquellos que se le han opuesto aunque sea mínimamente: ha enviado a la Corte Suprema de Justicia Masónica a los funcionarios que pidieron su renuncia; incluso, dispuso que fuera enjuiciado el Soberano Gran Comendador y Presidente del Patronato, José Ramón Viñas Alonso.
De esta forma, Mario Urquía no solo actúa como un tirano, sino que pone en peligro la estabilidad de la Institución, pues su decisión pudiera provocar la ruptura de Tratado de Paz y Amistad existente entre la Gran Logia y el Supremo Consejo hace casi 150 años. La Gran Logia dirige los grados simbólicos (1-3) y el Supremo Consejo los grados filosóficos (4-33); mediante el tratado entre las partes, ninguna se inmiscuye en los asuntos de la otra. Y si un masón es sancionado en una de esas instancias, la otra debe acometer igualmente la sanción.
Asimismo, el Gran Maestro estaría operando, consciente o inconscientemente, a favor de los intereses de la Seguridad del Estado.
“Este es el ataque más frontal recibido por la Masonería desde Collera Vento”, declaró a CubaNet un masón, que solicitó el anonimato, en referencia a la crisis de credibilidad y prestigio generada en 2011 cuando se supo que el ex Gran Maestro José Manuel Collera Vento (2000-2003) era agente de la Seguridad del Estado e incluso había utilizado a la institución para sus fines.
“Esto significa que, desde el más profundo conocimiento de cómo funcionamos, la Masonería ha sido atacada para quitar de en medio al Soberano Gran Comendador, José Ramón Viñas Alonso, una figura no solo social, por su posición dentro de la Masonería, sino cívica, por su actuación precisa ante la repudiada convocatoria del líder de facto de Cuba (Miguel Díaz-Canel) al fratricidio entre cubanos el 11J (11 de julio de 2021)”, añadió la fuente.
Planes de la Seguridad del Estado
La decisión de Mario Urquía expone igualmente cómo el ex Gran Maestro Francisco Javier Alfonso Vidal no mentía cuando en enero de 2023, desde el exilio en Miami, renunciaba a su cargo por el acoso de la Seguridad del Estado.
Alfonso Vidal reveló a este medio que la policía política lo hostigaba y presionaba para que enviara al Soberano Gran Comendador, José Ramón Viñas Alonso, a la Corte Suprema de Justicia Masónica para que fuera expulsado de la Orden; de esta forma, pretendían evitar que su liderazgo dentro de la institución se acrecentara. Además, aseveró que el Soberano se había convertido en una molestia para los órganos represivos cubanos a raíz de su carta a Díaz-Canel, poco después de las protestas del 11J, en la cual rechazó la represión y se puso del lado del pueblo, recibiendo el respaldo de los masones dentro y fuera de la Isla.
Ante estas revelaciones, el Soberano Gran Comendador alertó sobre la gravedad de esta injerencia de la Seguridad del Estado, la cual, según aseveró, “puede destruir a la Masonería”.
La Orden masónica cubana cuenta actualmente con alrededor de 25.000 miembros activos y otros miles fuera de Cuba que participan activamente de los asuntos de la Isla. Existe prácticamente una logia en cada localidad del país.
Luego de las masivas protestas del 11J, la mayoría de los masones cubanos se pusieron del lado del pueblo al respaldar el pronunciamento de Viñas Alonso. Desde entonces, cada discurso oficial, cada pronunciamiento o expresión públicos evidencian —directa o indirectamente— ese proceso de cuestionamientos respecto al papel de los masones y de la Masonería como Institución ante una dictadura como la cubana.
“La Seguridad del Estado conoce nuestro prestigio histórico como luchadores por la libertad de Cuba, y sabe que somos una especie de ejército de hombres libres y de buenas costumbres cuyas ideas se oponen a las de cualquier dictadura, por eso se han esforzado tanto por controlarnos, por infiltranos con sus chivatos y barrer con cualquiera que vaya en contra de sus intereses, como el Soberano”, señaló otro masón activo.
Según explicó la fuente, la estrategia de los órganos represivos cubanos es la de “divide y vencerás”, con el objetivo de “destruirnos desde adentro y luego reconstruir la Orden a su manera; por eso debemos mantenernos unidos y claros en nuestros propósitos y lealtades, porque estamos ante un momento crucial de nuestra historia en el que, si salimos vencedores, saldremos fortalecidos y, en lo contrario, representará nuestro fin”.
El 14 de enero del año en curso, CubaNet solicitó vía Whatsapp una entrevista al Gran Maestro Mario Urquía. Este quedó en avisar “lo más pronto posible”, pero hasta la fecha no ha respondido.
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