MIAMI, Estados Unidos. — El 15 de junio de 1898, por iniciativa de L’Automobile Club, se organizó en París la primera edición del Salón del Automóvil, por iniciativa del fabricante Marquis Jules-Albert de Dion. Aquel encuentro inicial tuvo lugar en el Jardín de las Tullerías, frente al museo del Louvre. Para acreditarse como parte de la muestra, los autos debían recorrer una distancia de cuarenta kilómetros entre Versalles y París.
Durante tres semanas, más de 140 mil visitantes se deleitaron con 269 exhibiciones que incluían todo lo que pudieron mostrar las fábricas de automóviles europeas más prestigiosas de la época: Peugeot, Panhard & Levassor y Daimler-Benz. Muchos de los asistentes acudieron solo por curiosidad, para descubrir si realmente era posible mover un carruaje sin tracción animal, y qué mecanismos lo permitían. El automóvil era un invento fascinante, pero reciente y al alcance de pocos.
Fue tan exitosa la primera edición que, al año siguiente, el Salón del Automóvil de París atrajo al doble de curiosos. Pese al escepticismo con que muchos observaban el desarrollo de la industria automotriz, la asistencia masiva de público y el prestigio que la muestra comenzó a ganar, determinó su traslado hacia otras locaciones, más acordes a su importancia y alcance. De esta guisa, en 1901 fue movido al Grand Palais, un recinto expositivo de seis mil metros cuadrados que dio cabida a 220 automóviles, además de motocicletas, botes e incluso globos aerostáticos.
El complejo, que había sido construido en 1897 para albergar la exposición mundial de París, se mantuvo como sede del Salón del Automóvil hasta 1962, cuando fue movido a la Puerta de Versalles, en las afueras de la capital, donde actualmente se sigue celebrando.
El récord absoluto de asistencia al Salón se estableció en 1992, cuando 1.118 millones de personas acudieron a ver los últimos descubrimientos de la temporada.
Año tras año, salvo en los períodos correspondientes a las dos guerras mundiales, el evento ha hecho públicos los logros más importantes de la industria automovilística: desde el carburador automático en 1904, el embrague de disco en 1905 y los amortiguadores en 1906, hasta las maravillas tecnológicas del presente, que continúan potenciando la elegancia, la funcionalidad y la velocidad; pero también el compromiso con el medio ambiente y las energías renovables.