MIAMI, Estados Unidos. — En el año 2003 la ya decadente escena del new metal (nu-metal) estadounidense, dominada por agrupaciones como Korn, Deftones, Linkin Park, Limp Bizkit y Papa Roach, experimentó un ligero repunte con la llegada de la banda Evanescence, liderada por la cantante Amy Lee y el multinstrumentista Ben Moody.
El primer álbum de estudio de los chicos de Arkansas, titulado Fallen, estuvo sesenta semanas en las listas británicas de popularidad, donde alcanzó el primer puesto. El abrumador éxito comercial les mereció varios discos de platino y cinco nominaciones a la 46 entrega de los premios Grammy, donde finalmente se alzó con dos lauros, correspondientes a las categorías Mejor Artista Novel y Mejor Interpretación de Hard Rock.
La ópera prima de Evanescence, con la voz de Amy Lee como punta de lanza y letras que se movían entre lo trágico y lo existencial, vendió 17 millones de copias y se posicionó en el lugar número once de los cien álbumes más vendidos de la década de 2000.
Debido a la inocencia de sus letras, que por momentos apuntan a dudas metafísicas, Fallen se vio envuelto en una extraña polémica, de las que no suelen acompañar a los discos de rock. Varias tiendas y estaciones de radio cristianas promocionaron el álbum en un inicio, incluyéndolo en su catálogo de bandas cristianas de rock, hasta que el sello productor y la propia Amy Lee se desmarcaron de cualquier interés religioso, dejando claro que su música era puro entretenimiento.
El disco recibió, además, críticas mixtas; entre ellas algunas que lo consideraron un producto mediocre del muy denostado nu-metal, a duras penas redimido por las delicadas influencias del metal gótico y sinfónico, sumadas al desempeño de Amy Lee, quien se echó el grupo al hombro para abrirse paso en una escena dominada por cantantes masculinos.
Otras opiniones resaltaron los highlights del fonograma en temas como Tourniquet, Bring me to life o My Inmortal, sin dejar de precisar que el nu-metal, en general, es básico y horrible. De cualquier modo, Fallen figura entre los álbumes más recordados de ese subgénero, y la revista Rolling Stone lo ha ubicado en el puesto 99 de los cien mejores discos de metal de la historia.