LAS TUNAS.- El régimen castrista sistemáticamente exige para sí y para lo que llama “pueblos hermanos”, respeto por la soberanía. Pero este 23 de agosto, precisamente, se cumplen 50 años de la aprobación castrista a una de las más desproporcionada y bochornosa agresión a la soberanía de un país que recuerde la historia luego de la II Guerra Mundial: la invasión soviética a Checoslovaquia.
Hace 50 años ahora mismo, entre el 21 de agosto y el 20 de septiembre de 1968, rechinaron las esteras de los más de dos mil tanques rusos que, invadiendo las calles de Praga y la tierra checa y eslovaca toda, pisotearon la soberanía de esas naciones. Apresurándose, en un discurso del 23 de agosto de 1968, Fidel Castro, entonces primer ministro del gobierno de Cuba, dio el beneplácito de los comunistas cubanos a esa invasión.
Amigos checos y eslovacos por estos días están pidiendo fotografías viejas. No quieren olvidar la violación de su soberanía a manos de comunistas internacionales, más que acaudillados por un ideal justo, sobornados por el oro y las prebendas de Moscú, entre ellos, por complicidad, el régimen castrista.
Quienes la madrugada del 21 de agosto de 1968 despertaron en la otrora Checoslovaquia con el ruido de los motores invasores, por estos días se valen de los más disímiles medios para atesorar recuerdos y perpetuar la historia, y, también por la radio en tiempos de Internet, a alguien se le ocurrió pedir que quien las posea, comparta imágenes de la invasión soviética a tierra checa y eslovaca.
Mis imágenes son de poca utilidad: de esas checos y eslovacos tienen miles de fotografías, muestran soldados sobre tanques de la extinta Unión Soviética en las calles de Praga. Las publicó la revista Bohemia, entre agosto y septiembre de 1968, ilustrando cómo los hermanos del Pacto de Varsovia salvaban a la hermana Checoeslovaquia de las garras del imperialismo.
El interés de checos y eslovacos por guardar imágenes de su historia me hizo formular una pregunta: ¿El castrismo “olvidó” el concepto de soberanía en Checoeslovaquia o en Cuba?
Según mi Diccionario de Derecho Internacional (y no lo traje de Estados Unidos, es Editorial Progreso, Moscú, 1988), soberanía del Estado “es plenitud del poder legislativo, ejecutivo y judicial, no subordinado a autoridades de Estados extranjeros…”
Sabemos que, soberanía nacional, es la correspondiente al pueblo, de quien emanan todos los poderes del Estado. En uso de su soberanía, el pueblo checo-eslovaco puso en marcha la Primavera de Praga, según su conductor Alexander Dubcek, un “socialismo con rostro humano”.
Entre el 5 de enero y el 20 de agosto de 1968, cuando finalizó bajo las orugas de los tanques rusos, la Primavera de Praga significo para los pueblos checos y eslovacos distanciarse de la “dictadura del proletariado” y sus controles totalitarios; el “socialismo con rostro humano” permitió legalizar múltiples partidos, sindicatos, el derecho a la huelga…, promoviendo, además, la libertad de prensa y expresión.
Mientras nacía con la Primavera de Praga el multipartidismo en Checoeslovaquia, ya la Primavera Negra se había instalado en Cuba; en La Habana, en enero de 1968, 35 comunistas fueron juzgados y sancionados por “micro-fraccionarios”. Grave acusación por atentar contra la unidad del Partido (comunista). Eso, tocante a lo político.
En lo económico, mientras en Checoeslovaquia se desataban las amarras y los trabajadores podían organizar sindicatos y, si así lo entendían ir a la huelga, en Cuba se añadieron nudos a las ataduras ya existentes.
Alegres irían checos y eslovacos cuando, en marzo de 1968, en contraposición al “socialismo con rostro humano” de Alexander Dubcek, en Cuba Fidel Castro puso en marcha la llamada “ofensiva revolucionaria” y expropió todos los negocios privados, hasta los cajones de los limpiabotas.
Acerca de las transformaciones socioeconómicas producidas en Checoslovaquia durante la Primavera de Praga, Fidel Castro aseguró: “Estábamos en contra de todas las reformas liberales económicas que estaban teniendo lugar allí y en otros países del campo socialista. Una serie de medidas que tendían a acentuar cada vez más las relaciones mercantiles en el seno de la sociedad socialista: las ganancias, los beneficios, los lucros, los estímulos materiales, todas esas cuestiones que estimulaban los individualismos y los egoísmos. Por eso nosotros aceptamos la amarga necesidad del envío de fuerzas a Checoslovaquia y no condenamos a los países socialistas que tomaron la determinación”.
¿Huelgan los comentarios? ¡Urgen los comentarios! Esas palabras de Fidel Castro son, en esencia, los fundamentos del “proyecto de constitución” que ahora mismo los cubanos tienen en sus manos, jugando al debate, cuando tal “proyecto” en realidad es un hecho consumado y de muy vieja data.
Huele a oportunismo político la aprobación y lo que esperaba el castro-estalinismo de la “Operación Danubio”, nombre en clave de la invasión a Checoslovaquia ejecutada por una agrupación de tropas del Pacto de Varsovia, unos dicen que, con 200 mil soldados, otros que con 750 mil y entre 2000 y 5000 carros blindados; de esa fuerza Fidel Castro dijo: “sosteníamos que esos países socialistas tenían que ser consecuentes y comprometerse a adoptar el mismo tipo de actitud en caso de amenazas contra un régimen socialista en otros lugares del mundo”.
En enero de 1968, mientras en Checoslovaquia era legitimada la multiplicidad de partidos políticos, en Cuba, Fidel Castro gobernando por decreto y sin dar cuenta a ninguna legislatura, hacía enjuiciar y sancionar a 35 personas en el llamado proceso de la “Microfracción”, por ir contra la unidad de su partido.
Y, si en el primer semestre, en realidad hasta agosto 20 de 1968 en Checoslovaquia los ciudadanos tenían libertad para formar sindicatos libres e ir a la huelga, ya para marzo del propio año en Cuba eran expropiados todos los negocios, estatizados los sindicatos y deslegitimado el derecho a huelga.
Si la soberanía reside en el pueblo, del que emanan todos los poderes del Estado, ¿quién preguntó a los cubanos allá por los años 60 si querían tener uno o más partidos? ¿Quién preguntó al pueblo para eliminar la propiedad privada en Cuba? ¿Con qué facultad el castrismo reformuló a su conveniencia entre enero y febrero de 1959 la Constitución de 1940? ¿Con el poder que inspira un arma de fuego, un puñal, la soga de un ahorcado o la reja del carcelero…?
Luego… ¿El castrismo “olvidó” la soberanía en Checoeslovaquia o en Cuba?
Por analogía podemos inferir que, con sus leyes, decretos-leyes y reglamentos, el castrismo violó la soberanía nacional de Cuba mucho antes de ser cómplice de la agresión internacional a Checoslovaquia.
Por esas razones históricas inobjetables, útil será hacer como ahora hacen ciudadanos checos y eslovacos: pedir imágenes, documentos y cuantos objetos sean menester para no olvidar ni tropezar con la misma piedra.