AREQUIPA, Perú – El totalitarismo en Cuba ha estado caracterizado por tres factores: la aniquilación de la propiedad privada, la corrupción y el éxodo. Así lo señala el periodista Agustín Pantoja en un dossier publicado este jueves por el laboratorio de ideas Cuba Siglo XXI.
El autor considera que la estatización de la propiedad suprimiendo la libertad de empresa y mercado constituye el elemento clave que al final (a falta de un mecenas que financie sus deficiencias) ha conducido a la crisis multisistémica que ha empujado a más del 80% de la población a la extrema pobreza.
El texto realiza un resumen de cómo el Gobierno instaurado luego de 1959 se apoderó de las riquezas de la Isla en la segunda mitad del siglo XX.
Al respecto, el estudio menciona la Primera Reforma Agraria en 1960, cuando el 40% de la tierra confiscada no pasó a manos de los campesinos sino del Estado. Tres años después la Segunda Reforma Agraria expandió el control y para el año 1975 el latifundio estatal abarcaba el 75% de las mejores tierras cultivables del país.
En relación al sector empresarial, en 1960 fueron expropiadas 381 grandes empresas industriales y comerciales, proceso que terminó en 1968 con la aniquilación de más de 55.000 pequeñas y medianas empresas que todavía estaban en manos de cubanos.
“En los años cincuenta del pasado siglo, la producción nacional ubicó a Cuba en los primeros lugares en estándar de vida en América Latina. Las empresas en manos de cubanos, además de azúcar, café, tabaco y ganado, producían, calzado, textiles, pinturas, frutas, viandas, dulces, pescado, carne de cerdo, de aves, derivados de la leche y otras”, señala Cuba Siglo XXI.
Asimismo, alrededor del 80% de lo que se consumía en la Isla era de producción nacional. En contraste, hoy Cuba produce el 20% de lo que consume, e importa el 80%.
En otro informe, Pantoja indica que en el año 2024 la situación de Cuba se aproxima a la de Haití: el país más atrasado del hemisferio occidental. A este retroceso histórico el autor lo denomina “haitianización”.
Este proceso, según Pantoja, formó sus bases cuando el régimen castrista desmontó la sociedad civil, erradicó la propiedad privada, suprimió las libertades e implantó un sistema totalitario con el que desapareció el ciudadano, agente activo e imprescindible para el progreso social.
En 2018, la ineficiencia de la economía centralizada fue reconocida por la Contraloría de la República: de 402 empresas comprobadas el 39% se evaluó de mal y el 19% de deficiente, con pérdidas de más de 2.000 millones de pesos, el doble del detectado el año anterior, cuando 369 empresas arrojaron pérdidas por 1.057 millones.
Además, el dossier incluye una cronología de escándalos de corrupción comenzando en 1987 con el presidente del Instituto de Aeronáutica Civil, Luis Orlando Domínguez Muñiz —quien había ocupado el cargo de secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas y era miembro del Comité Central del Partido Comunista (PCC).
La corrupción en la historia de Cuba no es nueva. Lo nuevo es su presencia en todos los estratos sociales. La ola de expropiaciones sentó las bases para que la corrupción irrumpiera en toda la sociedad y todas las actividades.
Todos los esfuerzos por controlar la corrupción han sido infructuosos. Pero el tema de la corrupción pasó a una escala superior cuando en las primeras décadas del siglo XXI el régimen comunista, al igual que sucedió en Venezuela, Rusia y otros países en el mundo, se transforma en un estado mafioso controlado por una oligarquía que opera al margen de toda supervisión institucional y en contra de los intereses del pueblo.
En cuanto al éxodo, el autor afirma que su principal causa es interna. Este comenzó antes de las administraciones de Joe Biden, Donald Trump y Barack Obama; antes de las medidas “reformistas” implementadas por Raúl Castro en el año 2008, de la Ley de Ajuste de 1966, e incluso antes de la ruptura de las relaciones diplomáticas en 1961. El éxodo continuará porque es imposible detenerlo sin cortar su raíz: el modelo totalitario y la pobreza, crónica y masiva, que ha generado.
Cuba Siglo XXI resalta que el colapso del sistema o régimen de gobernanza totalitario cubano es un hecho. El intento de solución a la crisis cubana mediante cambios de funcionarios o cualquier otro cambio cosmético es insuficiente. La experiencia del último siglo demuestra que, en Cuba, tanto por su historia como por su cultura y su estado actual, cualquier solución a la crisis actual, requiere de cambios estructurales.
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