AREQUIPA, Perú – Fue en el año 1922 que el pueblo de la Isla se despidió del escritor Emilio Bacardí. Especialmente en Santiago de Cuba, el pueblo entero se volcó a las calles para acompañar al cortejo fúnebre camino del cementerio de Santa Ifigenia.
Miles de personas participaron y hasta la fecha sigue siendo uno de los funerales más grandes vistos en el territorio santiaguero. Entre un mar de flores y tres descargas de fusilería resonando en el aire se dio el último adiós al prominente cubano.
Este 28 de agosto se cumplirán 102 años de la muerte de Emilio Bacardí Moreau, patriota, político, intelectual y promotor cultural cubano.
Tras comenzar la Guerra de los Diez Años se vinculó al movimiento independentista y por ello en 1876 sufrió prisión en Chafarinas; y en 1879 fue deportado. Culminada la guerra regresó a la Isla, pero volvió a ser deportado por relacionarse con los preparativos de la Guerra Chiquita.
Cuando se produjeron de forma simultánea los alzamientos que dieron inicio a la guerra de 1895, Emilio Bacardí Moreau fue encarcelado nuevamente y deportado a Ceuta, España. Al terminar la guerra de independencia regresó a Santiago de Cuba, donde ocupó el cargo de alcalde, para el cual también fue elegido después de la proclamación de la República.
Como alcalde realizó una fecunda labor en favor de la cultura, en la que sobresale la creación del museo que lleva su nombre y que atesora pertenencias de insignes patriotas independentistas, así como objetos correspondientes a varias dinastías de faraones del antiguo Egipto.
Además de este museo, Bacardí creó la biblioteca municipal, una de las primeras de Cuba, la Academia de Bellas Artes y realizó varios proyectos de gran significación social.
Retirado de la política, Bacardí se dedicó a la creación literaria. Entre sus obras más destacadas se encuentran las Crónicas de Santiago de Cuba; las crónicas de sus viajes por Egipto y Palestina; y las novelas Vía Crucis y Doña Giomar.
Su nombre también está directamente relacionado con la destilería ron Bacardí, marca muy vendida a nivel mundial, ya que fue fundada en Santiago de Cuba por su padre, en 1862.
Todas las operaciones y activos de Bacardí en Cuba fueron confiscados ilegalmente sin compensación por el régimen cubano en octubre de 1960, apenas dos años antes del centenario de la empresa.
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