PUERTO PADRE, Cuba.- Calladamente, como suele ocurrir, precedida por un ataque de drones en Ucrania, ha ocurrido la muerte del ciudadano cubano Mario Alberto Céspedes Pérez.
Residente en la calle Alejo Tomás, esquina a Juan Gualberto Gómez, en Puerto Padre, provincia Las Tunas, Cuba, pereció quien fuera empleado del centro municipal de Higiene y Epidemiología, y que formó parte, como colaborador entrenado e instruido del Ministerio del Interior (MININT), de la Unidad Territorial de la Seguridad del Estado, con sede en Puerto Padre, y jurisdicción en la costa norte de Las Tunas.
El 31 de enero de 2023, publicamos en este sitio el artículo De “chivato” en Cuba a inmigrante desamparado en Moscú, donde, respecto a este colaborador del MININT, que junto a los oficiales que le dirigieran me persiguieron con encono, y escribí: “llegado a ese punto cardinal de la hipocresía, primero sentí asombro, luego ira y después lástima; no por este sujeto que ahora clama para sí piedad, cuando antes no la sintió por las víctimas de sus delaciones, sino por su madre.”
Ahora reitero mi compasión, y no sólo por la señora madre del excolaborador de la policía política castrocomunista, devenido inmigrante desamparado en Moscú, que terminó sus días como soldado mercenario cubano, muerto en una guerra de agresión. Sí, siento dolor: dolor por Cuba, y no sólo por la mamá de este individuo y por toda su familia, donde, huérfanos, quedan tres hijos; la mayor, una joven de 19 años, mientras el más pequeño es un bebé de dos años y unos pocos meses. Ellos, en Puerto Padre, Cuba, son los hijos huérfanos del agresor ejército de Putin en Ucrania. Anote, Vladimir.
La muerte de Mario Alberto Céspedes Pérez, cubano sirviendo como mercenario al ejército del agresor Vladimir Putin, debió ocurrir el pasado 14 de mayo. Según fuentes consultadas, este sábado, desde Rusia, una exnovia del hermano de Mario, llamó a la familia para darle la noticia que luego confirmaría otro aviso, éste, de una persona que dijo ser abogada, y que mostró, para su reconocimiento, una foto del fallecido cuatro días antes, manteniéndose el cuerpo en cámara de conservación.
Según la fuente consultada para redactar esta nota, la persona que hizo la comunicación “oficial” de la muerte a su familia, dijo que la hija mayor de Céspedes Pérez, llamada Heidi, así como su abuela, llamada Olga, debían tener listos sus pasaportes para viajar a Rusia, para que recogieran las pertenencias del caído, así como para cobrar la indemnización que les corresponde, según la legislación de Rusia.
Cabe, y es útil preguntar: ¿Qué tiene que decir Miguel Díaz-Canel, como jefe de Estado, sobre la participación de ciudadanos cubanos, sirviendo como mercenarios del Ejército de Rusia en la guerra de agresión contra Ucrania?
¿Qué tienen que decir los ministros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y del Ministerio del Interior (MININT) sobre la participación de personas entrenadas por esas instituciones armadas en una guerra de agresión, lo que los hace a ellos personalmente y a sus ministerios, cómplices de un crimen internacional, al enviar, o permitir, la acción en un delito de mercenarismo de ciudadanos cubanos residentes en Cuba, entiéndase, bajo su jurisdicción?
No. Ni Díaz-Canel ni los ministros de las FAR y el MININT responderán esas interrogantes. Ellos darán la callada por respuesta. No importa. El 9 de septiembre de 2023, publicamos en este sitio el artículo titulado La guerra en Ucrania y los mercenarios “made in Cuba”, en el que expresamos:
“Cuba, en el mercado de mercenarios de Rusia, tiene un estatus de nación favorecida por dos razones principales: primero, porque la inteligencia militar de Moscú conoce y le es fiable la capacidad operativa, disciplina y facilidad para adquirir conocimientos técnicos de los militares cubanos, por haberlos utilizados ya, tempranamente desde los años 60 del pasado siglo, como fuerza de apoyo, cuando la extinta URSS, de la que hoy es legataria la Federación de Rusia, emplazó una base de cohetes nucleares en Cuba, apuntando a Estados Unidos, dando origen a la Crisis de los Misiles, tiempo en el que el régimen castrista, actuando como Estado mercenario, cedió soberanía de suelo cubano a favor de Moscú”.
Esas palabras, que escribimos hace casi un año, expresan por qué hay mercenarios cubanos combatiendo contra Ucrania en el ejército de Putin. Y, ahora, la muerte del ciudadano cubano Mario Alberto Céspedes Pérez, con experiencia operativa, en observación, exploración y seguimiento; con entrenamiento militar y en contrainteligencia, vienen a probar aquellas palabras. Lástima por las madres y por los huérfanos. Lástima por Cuba.
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