LA HABANA, Cuba. – El 24 de septiembre de 1915, el papa Benedicto XV recibió una carta del mayor general Jesús Rabí, a nombre de los veteranos de las guerras de independencia de Cuba. En dicha misiva, se solicitaba al santo padre la coronación de la Virgen de la Caridad del Cobre, a la cual ellos llamaban “Virgen cubana”, como patrona de la mayor de las Antillas, para bendición y protección de la nueva República, que tanta sangre había costado.
Varias fuentes relatan que, en la mañana de aquel día, 2.000 mambises a caballo llenaron las calles y el santuario para celebrar la misa. Allí, en presencia de la Virgen, el general Padró Griñán leyó, a nombre de todos los veteranos, la solicitud dirigida al papa.
Durante las gestas libertadoras, los mambises se encomendaban a la santa y le expresaban profunda devoción. La guerra, con toda su crueldad, no pudo mellar la fe ni el coraje del Ejército Libertador, cuya constancia fue recompensada el 10 de mayo de 1916, cuando el Vaticano declaró el patronazgo de Santa María de la Caridad sobre el suelo antillano. Quedó designada también su fiesta eclesiástica, que acontece cada 8 de septiembre, fecha honrada por los fieles dentro y fuera de la Isla, que acompañan a la Virgen en su procesión popular y asisten a misa.
Dos décadas después, el papa Pío XI autorizó la coronación canónica de la imagen. El 20 de diciembre de 1936, una multitud de más de 100.000 personas celebró el Congreso Eucarístico en Santiago de Cuba y la coronación de la imagen de la Virgen de la Caridad. Fue el acto público católico más grande, hasta la fecha, que tuvo lugar en Cuba.
En diciembre de 1977, el Santuario Nacional de la Virgen del Cobre fue elevado a Basílica en presencia del cardenal Bernandin Gantín, quien viajó a la Isla en representación del sumo pontífice Pablo VI. Los últimos tres papas (Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco), han rendido tributo a la Virgen de la Caridad del Cobre durante sus respectivas visitas a Cuba.